Cierro mis párpados,
abrocho mis pestañas,
entreabro mi pensamiento
a tu difuminada silueta,
te atraigo hacía mí...
Implorándote...
abrázame fuerte,
más fuerte todavía,
más mucho más.
Quiero oirte respirar,
tus latidos cabalgar,
sentirte todo y más...
mucho más...
Quiero inhalar tu aliento,
beber de tus labios,
humedecer tu boca marcándote
con besos de rojo carmín.
Y te vas adentrando
más en mí...
en mi alma,
en mi cuerpo,
en cada suspiro,
en mi palpitar...
No quiero que me sueltes,
balancéame a tu antojo,
haz de mí tu columpio,
el vaivén de tus caprichos,
sigue así no te detengas...
así...
así...
así...
Vibrando nuestros cuerpos,
erizando los suspiros,
dilatando mi vertiente,
ahogando los gemidos,
exfoliándome la piel,
agitados... lubricados...
amarrados... encadenados...
amarrados... encadenados...
Hundiéndonos en la profundidad del abismo,
perpetuando nuestros gemidos hasta el infinito.
Así, contigo en ti.