Frente al espejo escribiría con mis ojos versos de amor, caricias sublimes, cuerpos enlazados, sonrisas a reventar, pero... ¿qué pasa? intento buscar mi sonrisa y veo que ha desaparecido... ¿dónde está? ¡no la encuentro! tal vez haya salido a pasear con tu beso anclado a los labios cubiertos por la cortina de la mascarilla.
Observo fijamente mi silueta en el espejo y encuentro la ausencia bañada por el vapor del anhelo en la piel recordando las tardes junto a ti, abrazados tendidos en el suelo, respirándonos el prado hasta el anochecer.
Por aquel entonces las horas pasaban sin darnos cuenta, en cambio, ahora, desde esta soledad que me embarga, el tiempo se ha eternizado en mis días. Me siento prisionera de mi libertad. Necesito salir de este agujero que me asfixia. Quiero viajar en el tren que me lleve hacia tu encuentro aunque vaya en el último vagón.
Estos días estoy aprendiendo a conectarme conmigo misma, a saber esperar, a caminar sola, sin rumbo, a sentir mi mano sin la fuerza de tu mano, a deambular sin tus pasos, intento ir despacio, aunque a veces, me atropelle hasta caer de bruces. También estoy aprendiendo a garabatear tu rostro en el espejo para mirarme en ti. Aunque me está costando bastante, sé que al final, lo conseguiré, porque soy perseverante aprendiz de la vida.