miércoles, 20 de noviembre de 2024

"Palabras de otros"

 




Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo... Y tus labios ardientes pintados de rojo pasión... Colores vivos se deshacen en tus formas...


Me gusta contemplar

el paraíso de tu cuerpo

al caer la tarde.


La luz dorada se desliza

por el tobogán de tu espalda, 

vértigo acuoso liberado.


Y me ahogo en el vértice de tu suspiro,

y me descuelgo del tiempo 

hacia el puente de tus labios.


Tu piel me arde,

me deslumbra, 

me desata.


Se eclosionan mis párpados

al sentir tu alma

un volcán en llamas.


El infierno está vacío, y todos los demonios están aquí...  aquí entre nosotros... ardiendo los segundos... reinventando el furor... 



Más relatos en el blog de Neogéminis 



María


jueves, 14 de noviembre de 2024

"Truena el planeta"




La madre naturaleza 

se rebela,

grita,

brama,

se enfurece,

se desborda en mares de llantos

azotando las vidas.


Devastación de la humanidad

se estremece el universo,

se derriba la existencia,

se apaga la luz,

desolación en las almas

truena el planeta

explosión del mundo.



Mi  aportación en "Paraiso de letras"



María



martes, 5 de noviembre de 2024

"La caja misteriosa"

 


Mi hermano Tom y yo, quisimos regresar a nuestros orígenes. Para ello, decidimos ir unos días a la casa de nuestros abuelos, los cuales, ambos, habían fallecido, hace poco menos de un año.

La noche que llegamos al pueblo hacía un frío infernal y había llovido a mares. Por lo que, decidimos dejar el coche a la entrada del pueblo, porque los suelos estaban encharcados de agua y barro, así que nos fuimos andando. 

Daba miedo el recorrido, no había nadie por las calles. Casi todas las casas estaban deshabitadas. Ya estábamos cerca. En la casa de enfrente de los abuelos, vi asomarse por la ventana, a una mujer mayor con el pelo blanco con cara de pocos amigos. Al mirarla se escondió tras los visillos.

Al llegar a la casa de los abuelos, mi hermano abrió la puerta lentamente porque chirriaba fuerte. Nos adentramos al interior. De los techos y las lámparas colgaban telerañas. Los muebles estaban tapados con sábanas. Un olor repulsivo se desprendía por toda la casa. Me daban ganas de vomitar, pero aguanté todo lo que pude.

Visitamos todas las habitaciones. Y allí, al final del pasillo, estaba la escalera que subía directa al desván. De repente, mi mente se invadió de recuerdos de mi niñez. Siempre tuve miedo subir al desván imaginando a los fantasmas. Pero ya no era un niño, por lo que, decidí dar ese paso, subir con mi hermano al desván. Para eso habíamos ido.

En el último peldaño me detuve porque un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Parecía que me iba a marear. Respiré profundo y continué. Al llegar al desván vi que era un lugar tétrico. Todo lleno de telarañas. Había un baúl. Un armario. Una mecedora. Cucarachas y ratas por el suelo. Yo quería salir corriendo de aquel lugar. No podía más.

Mi hermano que era muy observador no dejaba de mirar todos los objetos inservibles y viejos que había en el desván, y, en especial, en aquel viejo baúl. Hasta que se topó con algo que le llamó la atención. Con una caja que estaba nueva.

- Mira Lucas, me he encontrado esta caja, es bonita, voy a abrirla.

- Vale, pero yo te espero abajo, no puedo soportar estar más tiempo en este lugar tan tenebroso. Le dije. Y me marché de allí.

Tom abrió la caja misteriosa, dentro había un sobre con un manuscrito que ponía lo siguiente:

"Gracias por acercarte hasta aquí y recoger esta caja. Dentro está mi espíritu el que te transferirá poderes. Tienes en tus manos el contrato de la prosperidad. De ahora en adelante tu vida será mágica. Te adentrarás en un futuro donde no te faltará de nada. Reinará en tu vida la abundancia de cosas positivas. Solo tienes que hacer una cosa. Llevar siempre contigo esta caja. De no ser así. Ocurrirá todo lo contrario. El poder está en tus manos." 

Tom bajó del desván y se dirigió a mí, con los ojos enrojecidos y con una voz extraña parecida a la del abuelo, que me asustó, le dije:

- ¿Qué te ha ocurrido? no pareces el mismo. 

Tom me respondió:

- Vámonos de aquí. De ahora en adelante tengo una misión importante que cumplir. 


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María