Oleadas de placer
cuando te miro,
elegante caballero
cuánto te gozo.
predicado erótico tu erecto verbo,
te desnudas en la prosa
convirtiéndola en elegante arte.
Y se me alborotan los sentidos,
y se me agitan los latidos,
y se me ahogan los suspiros.
Y me vibra la espina dorsal,
y se me dilatan las pupilas,
y me llueve el cielo.
¡Ay Poeta cuánto te admiro!
por desvestir tu talento
liberándote sin prejuicios.
Imagen de Raphael Coquine