Cuando una hija escucha decir al especialista que tu madre tiene demencia, o como actualmente se denomina esa maldita enfermedad, Alzheimer, es como si en ese momento la luz se hubiera apagado de repente, el mundo se hubiera oscurecido, y la vida se hubiera vuelto del revés. La verdad es que es algo realmente dificil de explicar lo que llegas a sentir aunque hayas podido ver durante un tiempo sus despistes, sus repeticiones, su cambio de conducta, jamás puedes llegar a imaginar que una enfermedad tan cruel lo esté padeciendo tu madre.
El ver así a mi madre, la que siempre ha sido mi amiga, mi compañera, mi confidente, con la que siempre me he sentido tan unida, una mujer siempre tan activa, tan jovial, tan alegre, tan llena de vida, me resulta angustiante y muy doloroso ver cómo se encuentra actualmente, una nueva etapa en la que me está costando adaptarme, en la que cada día estoy sumergida entre lágrimas en una inmensa tristeza, y sin poder pegar ojo cada noche.
Es tan duro ir viendo, día a día, cómo mi madre se va deteriorando, cómo se va consumiendo, las pocas ganas que tiene de hacer las cosas que antes la encantaban, la indiferencia que siente por todo, los dolores que la aquejan, el ver en sus ojos esa inmensa tristeza que le alberga, que no os podéis imaginar el desgaste emocional que me provoca todo ello, aparte de los cuidados y el tiempo que hay que dedicar.
Es un desgaste emocional sobrecargado que me puede, me bloquea, me inmoviliza. Siento que se me ha apagado la vida. No me ilusiona nada de lo que antes me encantaba hacer. Espero ir adaptándome a este durísimo camino de la vida, o tal vez, todo ello pueda conmigo, no lo sé amigos míos, porque me doy cuenta que he entrado en un túnel oscuro donde no encuentro en estos momentos la luz.
Quería daros una explicación, este es el motivo de romper mi silencio, a pesar de no tener ganas de escribir, os debía una explicación, y a la vez para agradeceros por vuestra preocupación, y que lo sepáis todos, al igual que pediros disculpas por no responder en privado.
Gracias por seguir acompañándome, y deciros que esto no es una despedida, no me voy, yo sigo estando por aquí, aunque de momento, desde mi silencio, hasta que encuentre ese rayito de luz.
Gracias por seguir acompañándome, y deciros que esto no es una despedida, no me voy, yo sigo estando por aquí, aunque de momento, desde mi silencio, hasta que encuentre ese rayito de luz.
Gracias de corazón, porque ahí es donde os tengo a todos, en mi corazón.
¡Hasta muy pronto!
Os quiero.
¡Hasta muy pronto!
Os quiero.