Y soñaba frente al mar de sus sueños... a la deriva de la tentación... a orillas de la provocación... volando entre el viento... mecida en el pensamiento... en un viaje prohibido... imaginándole más allá del horizonte... a mil luces de su cordura... perdida en la verticalidad de los anhelos... presa en su vigilia... susurrando cada noche... Vuelve...
Muchas gracias, mi querida Ginebra