Hacía un mes que había recibido una invitación de Demiurgo para un acontecimiento artístico en el cual exponía sus dibujos en el "Centro Cultural de Leopoldo Marechal" de Hurlingham el próximo Jueves. Y yo había aceptado a su invitación encantada porque estaba muy ilusionada ya que era una oportunidad única que no debía desaprovechar, así que no dejaba de pensar en ello.
Desde hacía unas semanas había sacado los billetes de ida y vuelta. Estaba muy contenta. No solo por ir a conocer Argentina, que nunca había estado allí, sino que mi entusiasmo se debía especialmente porque tenía ganas de conocer personalmente al creador de historietas, Demiurgo, a quién tanto admiraba por su creatividad, en su blog, el cual daba vida a sus personajes de una manera emocionante, y también para poder disfrutar de unos días de aquel país.
Días antes había estado viendo fotos y curioseado por internet sobre la ciudad de Hurlingham, para saber algo de ella. Por lo que leí en Wikipedia la llaman "La Perla del Oeste" por su belleza arquitectónica de estilo inglés y sus espacios verdes. ¡Qué maravilla! pensé. También conocería Buenos Aires, que está a treinta y tantos kilómetros de allí, y otros bonitos lugares, así como a su linda gente, con ese acento argentino tan resalado que tanto me gustaba.
La noche anterior del viaje no había pegado ojo por lo nerviosa que estaba. Así que no era de extrañar que nada más despegar el avión de España me quedara dormida durante algo más de cuatro horas.
El viaje duró exactamente trece horas, aunque en realidad no se me hizo pesado, porque nada más despertarme me puse a leer un entretenido libro durante dos horas, y después me puse a ver una película de suspense. Finalmente, me quedé disfrutando del paisaje, mientras escuchaba música a la vez que volaba, no solo en avión, también en imaginación, que es algo que me encantaba. Hasta aterrizar en la tierra de Argentina y después un taxi me llevara al precioso Hotel del mismo nombre que la ciudad.
A la mañana siguiente me puse mi vestido favorito, con unas medias de mallas, me arropé con mis joyas y perlas que no debían faltar en aquella ocasión, y me dirigí al "Centro Cultural de Leopoldo Marechal" donde tenía lugar la exposición de dibujos de varios artistas, entre ellos, los de Demiurgo.
Allí, en aquel lugar le vi por primera vez. No me lo podía creer. Allí estaba él, conversando con otros invitados en el Centro Cultural. Me pareció bastante atractivo. Tenía barba, el pelo algo rizado y los ojos negros, de estatura era un poco más alto que yo. En cuanto me vió se dirigió a mí. Nos saludamos. Fue muy amable y atento. Me preguntó qué tal había sido mi viaje y en qué Hotel me hospedaba para irme a buscar al día siguiente y enseñarme la ciudad y otros bonitos lugares, a lo que yo le dije que estaba en el "Hotel Hurlingham", con unas vistas preciosas.
Mientras charlábamos nos fuimos adentrando en su exposición explicándome entusiasmado los dibujos de sus personajes, y yo interesada con atención y ensimismada iba escuchando lo que me decía, a la vez yo le iba preguntando sobre los personajes del Mara Verso, aunque ya los conocía al leer asiduamente las historietas en su blog.
Y así fue, en aquel encuentro, como disfruté de su compañía, de los dibujos y de su conversación tan amena, con ese acento argentino que tanto me fascinaba, lo cual mi admiración hacia él se multiplicó.
Aquella noche en la habitación del Hotel tardé bastante en quedarme dormida pensando en Demiurgo, en sus bonitos ojos, en su barba, en su boca, en sus carnosos labios, en su cálida voz. Era tal y como yo me lo había imaginado. Y así, pensando en él, me quedé dormida, soñando.
Cuando me desperté al día siguiente, me di cuenta de que todo había sido un sueño, ni había estado en Argentina, ni había conocido a Demiurgo, ni había disfrutado de su exposición. Pero aunque no haya sido realidad, pude disfrutarlo desde el sueño de aquel encuentro, y quién sabe, si tal vez, algún día, pueda conocer al creador de historietas, El Demiurgo de Hurlingham.
El viaje duró exactamente trece horas, aunque en realidad no se me hizo pesado, porque nada más despertarme me puse a leer un entretenido libro durante dos horas, y después me puse a ver una película de suspense. Finalmente, me quedé disfrutando del paisaje, mientras escuchaba música a la vez que volaba, no solo en avión, también en imaginación, que es algo que me encantaba. Hasta aterrizar en la tierra de Argentina y después un taxi me llevara al precioso Hotel del mismo nombre que la ciudad.
A la mañana siguiente me puse mi vestido favorito, con unas medias de mallas, me arropé con mis joyas y perlas que no debían faltar en aquella ocasión, y me dirigí al "Centro Cultural de Leopoldo Marechal" donde tenía lugar la exposición de dibujos de varios artistas, entre ellos, los de Demiurgo.
Mientras charlábamos nos fuimos adentrando en su exposición explicándome entusiasmado los dibujos de sus personajes, y yo interesada con atención y ensimismada iba escuchando lo que me decía, a la vez yo le iba preguntando sobre los personajes del Mara Verso, aunque ya los conocía al leer asiduamente las historietas en su blog.
Y así fue, en aquel encuentro, como disfruté de su compañía, de los dibujos y de su conversación tan amena, con ese acento argentino que tanto me fascinaba, lo cual mi admiración hacia él se multiplicó.
Aquella noche en la habitación del Hotel tardé bastante en quedarme dormida pensando en Demiurgo, en sus bonitos ojos, en su barba, en su boca, en sus carnosos labios, en su cálida voz. Era tal y como yo me lo había imaginado. Y así, pensando en él, me quedé dormida, soñando.
Cuando me desperté al día siguiente, me di cuenta de que todo había sido un sueño, ni había estado en Argentina, ni había conocido a Demiurgo, ni había disfrutado de su exposición. Pero aunque no haya sido realidad, pude disfrutarlo desde el sueño de aquel encuentro, y quién sabe, si tal vez, algún día, pueda conocer al creador de historietas, El Demiurgo de Hurlingham.
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