En el poniente de mis sueños
caliente se hace el silencio,
meciéndose la gramática entre los labios
deslizándose la vocal alterada de la osadía.
La dureza fonética del sonido
acalla la pobreza soledad del presente
en este viaje nocturno sin programar
se alcanzan las horas del tiempo
lanzando la cobardía al abismo.
Y se cancela la noche
recela con pudor la palabra
y se santigua el día
antigua ya es la pesadilla
buscando refugio en la resonancia de la luz.
María