y la penumbra de la alcoba,
cubriéndome tus ojos el deseo destapado en mi piel,
agitando mi instinto más salvaje,
inclinada con ganas de ahogarme en tu boca.
Atrapada en el instante desorientado,
hundiéndome entre tu aliento,
a un suspiro de tu boca,
y a un segundo de tus labios,
bebiéndome entre el grito de tu voz.
Atravesando tu lengua
el edén de las delicias
fecundando mi esencia.
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