No hay palabras
entre tu boca y la mía
cuando ambas están imantadas.
No hay espacios
entre nuestros silencios
que se aspiran a través de sus miradas.
No hay fronteras
entre tu piel y mi cuerpo
cuando vas enredándote en mí.
No... no hay distancias
entre tú y yo, no puede haberlas,
cuando nuestros sueños se encuentran.