Ventana (Palabra 36 de 52)

Mi cuerpo, ventana de placer de tu mirada,

la deriva perdida de tus locas ansias,

el deseo lujurioso de pintar en él tus amaneceres,

con el pincel de tus inquietos dedos,

recorriendo cada rincón de mi piel.

Mi cuerpo, tu apasionado fruto,

tus manos, cucharas hambrientas,

que con delirio prueban de su exquisito manjar,

apropiándose de cada jugosa fruta derretida,

ante la apasionada sed de tus caricias.

Mi cuerpo, seducido por tu mirada,

por tus manos, por tu boca, por tu lengua,

por tu saliva, por tu tacto, por tu entrega,

enloquecido de gozo con tu posesión,

llevado al delirio y a la muerte, hasta su resurrección.