"Me enseñaste a pecar"

Me cegaste con lo perversamente prohibido,
me ataste al fuego del infierno,
me enseñaste a rezar
con los verbos de la lujuria,
a orar con la saliva de mi lengua
a ras de la piel húmeda de tu sexo,
me enviciaste devorando mi carne,
alcanzando el punto exacto del universo.

Me esculpiste con cada uno de tus besos,
me tallaste a tu semejanza con el pecado del placer,
bebí del agua desbordada de tu fuente,
me alimenté de la perversión de tus credos,
me emborraché de la perdición de tu cuerpo,
mastiqué los latidos de la forma viril de tu deseo,
rumié tu placer con la víbora de mi lengua
retorciéndome de gozo en el abismo.

Me enseñaste a pecar de rodillas hasta empotrar
en lo más profundo de mi cielo todo tu ser.