"Tutores y Tutorías" (Relato juevero)

Adriana llegó puntual al lugar de la cita, era una casa abandonada y algo extraña donde había quedado con Su Tutor. Ella era una joven inexperta, estaba temblando, aunque sentía cierta intriga por descubrir quién era Él, pero como era la primera vez que tenía un encuentro de este tipo estaba algo asustada.

De repente Adriana escuchó el ruido de una puerta que se cerró, y una voz potente masculina:

- ¡Ven, pequeña! ¡acércate a mí! soy Tu Tutor, no te asustes, yo te enseñaré a ser mi sumisa, yo cuidaré de ti pero tendrás que seguir mis tutoriales, someterte a mis deseos, aprender a obedecer mis exigencias, a entregarte en cuerpo y alma. 

Adriana hipnotizada por sus palabras, se acercó a Él, quién le colocó una venda en los ojos,  y le dijo:

- ¡Desnúdate para mí! ¡quiero ver tu cuerpo desnudo! esta es tu primera instrucción, ¡hazlo! ¡obedece! ¡desnúdate!

Adriana obedeciendo a Su Tutor fue liberándose de sus ropas, mientras Él observando su cuerpo con una mirada intensa, iba acariciándole su piel, y diciéndole:

- ¡Qué bella eres! Ahora quiero que te pongas de rodillas a mis pies; será tu segunda instrucción, le dijo.

A Adriana la estaba gustando este juego tentador y peligroso, y sin más dilaciones se posó inclinada de rodillas ante sus pies dispuesta a seguir aprendiendo de la sabiduría de Su Tutor, doblegada al dominio de sus deseos, dispuesta a educarse a su voluntad.

Adriana se había despojado de sus miedos, ya no sentía temblor, solo excitación, entrega y devoción, esperando de rodillas, ante Su Tutor, su tercera instrucción...

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