"Fantasía" (Relato juevero)

La propuesta de Henri le había encantado y no debía desaprovechar esa oportunidad. Estaba dispuesta a ser su modelo, a posar para él. Cumpliría el sueño de su vida. La mejor de sus fantasías por fin se haría realidad. Lo que siempre había soñado. Ser modelo. Aún no se lo podía creer.

Aquella mañana se arregló con mucha ilusión, como nunca lo había hecho, porque quería ser una modelo ejemplar, su musa perfecta. Cuando terminó de acicalarse se dirigió al estudio de Henri. Estaba algo nerviosa, porque era su primera sesión.

Al llegar al estudio, Lucía, suspiró antes de llamar. Henri abrió la puerta y quedó totalmente perplejo ante su belleza... observándola como si fuera una obra de arte. Y se quedó mirando a sus ojos tan grandes como dos luceros... y sus labios tan carnosos y seductores... y su cabello tan precioso con tirabuzones de oro... y el vestido marcando las formas de su esbelta silueta... Era la perfecta modelo. Pensaba él. Mientras se saludaban.

Ansioso estaba por dibujarla. La dijo que se desnudara y posara mirando al espejo de la pared. Quería tallarla desde el reflejo. Sería la modelo sensual que su lápiz interpretaría desde los ojos de su palpitación.

Desde ese momento el tiempo fue para ella. Él se dejó llevar con su mirada verde cristalina... mientras sus manos pincelaban a Lucía... su precioso rostro angelical... sus labios carnosos... su sensual silueta... su piel blanca como la seda... sus esbeltos senos... fue expresando todo su deseo y sentir, el que ella le producía...

- Serás una de mis mejores obras, le dijo a Lucía, mientras seguía dibujándola... a ella... a la modelo de sus sueños... a la que siempre había deseado tatuar con su lápiz. Allí estaba ella, posando desnuda frente a él.

Mientras Lucía permanecía quieta, su mente cada vez más activa, pensando que su fantasía se había hecho realidad. Ésta era su primera experiencia como modelo. Y allí estaba delante de él, como si hubiera posado toda la vida como una experta modelo, deseosa de que acabara la sesión para ver el resultado de esa obra que sería el comienzo de una fascinante aventura.

Al finalizar la sesión... él se acercó a Lucía besando su cuello... mientras le iba susurrando palabras excitantes... que se deslizaban como racimos de diamantes por el tobogán de su espalda... peregrinando los gemidos del deseo por la anatomía de su cuerpo... transpirando las húmedas palpitaciones de sus poros... dejando las huellas del vaho de la pasión marcadas en su piel... fueron perdiendo la cordura de la razón adentrándose en el tiempo de la pasión... abrazándose al instante de la excitación... 

Desde aquel primer encuentro apasionado en el estudio. Seguirían muchas más sesiones, con otros retratos sensuales y cada vez más atrevidos, surgiendo entre ambos un viaje hacia la loca aventura apasionada. La mejor de las fantasías de Lucía, ya no solo ser modelo posando para Henri en su estudio, sino la de ser su amante, de quién siempre había estado enamorada y a quién tanto deseaba, desnudando los secretos más íntimos de la piel y del alma en su alcoba.

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