Amaneció el día con niebla. Era uno de esos días en los que no apetecía levantarse de la cama y menos salir de casa. Pero como cada día, Eva, debía de acudir a ver a su madre. No podía faltar a la cita.
Subió la escalera, y allí estaba ella, sentada en una silla de ruedas, con su mirada ausente y su sonrisa en los labios.
- ¿Tú quién eres? me dijo. No te conozco.
- Mamá soy yo. Tu hija.
- Tú no eres mi hija.
Era inevitable que las lágrimas de Eva se derramaran por sus mejillas. Se sentía impotente ante lo evidente.
Eva cogió un espejo y se lo puso delante de su madre.
- Mamá ¿quién es la que está delante del espejo?
El sonido del viento azotaba el cristal de la ventana.
- Estoy viendo una estrella. ¡Cómo brilla! ¡Es preciosa!.. respondía su madre, mientras seguía mirándose en el espejo.
Eva sonrió ante la respuesta de su madre mientras pensaba que el cerebro puede llegar a ser como un laberinto imaginario, hasta encontrarte en un país de mil colores, personajes y aventuras.
En el fondo tengo que admitir la realidad y reconocer que en su mundo mi madre es feliz. Y yo también de tenerla aquí conmigo, pensaba Eva, sin dejar de sonreir. Sus lágrimas ya se habían disipado.
Más relatos jueveros sobre binomio fantástico en el blog de Mag
Palabras utilizadas:
Niebla/Escalera
Espejo/Viento
Estrella/Laberinto
María
María, nos dejas un relato muy real. La enfermedad de la memoria, que de alguna manera, todos hemos conocido en nuestros parientes o conocidos. La tristeza y la alegría se turnan y nos damos cuenta de que la mente es muy importante y nos prueba a todos con sus miedos, sus visiones y olvidos...Muy bueno y entrañable, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo grande y mi felicitación.
Es verdad lo que dices, mi querida amiga Mª Jesús, la enfermedad de la mente es tan real... ¿quién no tiene o ha tenido algún familiar con esta enfermedad? si es la enfermedad de nuestros días. Es terrible, pero hay que aceptarlo, y llevarlo de la mejor manera posible. Pero es triste que ni siquiera tu madre te reconozca. Que haya perdido la memoria de su vida. Que no reconozcan a nadie, y que en cambio, viven en su mundo.
EliminarMuchas gracias por tu compañía y por dejarme tu visión sobre esta enfermedad.
Me alegra leerte, y deseo que estés pasando un feliz día.
Un abrazo enorme.
Una historia muy real en estos días, María. Buen relato, y utilizaste tres de los binomios propuestos por Mag. Felicidades :-)
ResponderEliminarEsta tarde me puse a hacer el relato, y en principio iba a utilizar todos los que ha mencionado Mag, pero al final me quedé con la mitad de ellos, porque sino me parecía que me iba a extender demasiado, pero sí que hubiera añadido los demás.
EliminarMuchas gracias, Ardilla, por tu compañía, que estés teniendo una feliz tarde.
Besos.
Nos estamos encontrando con una enfermedad, cada vez más común y que no sabemos quiénes caerán en ella y quienes se libraran, Aunque se está avanzando en paliarla cada vez un poco más y en diagnosticarla con acierto cada vez más pronto.
ResponderEliminarBesos.
Es la enfermedad de este siglo, lo peor de todo que no sabemos quiénes caeremos, pero sí sabemos los que han caído, y ya no están, lo que han tenido que pasar ellos y sus familiares, es una enfermedad horrible, el no poder recordar nada, ójala haya más avances y sea con el tiempo una enfermedad curable.
EliminarMuchas gracias por tu compañía, Alfred, que estés pasando un feliz día.
Besos.
Hola María, me quedé compungida por la emoción, pues mi madre falleció a causa del Alzheimer y cuando llega ese momento en el que no te reconoce es horrible 😞 que manera tan tierna de crear tu historia. Me encantó como creaste esos binomios fantásticos con varias palabras. Felicidades. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria, siento que tu madre haya padecido esta terrible enfermedad, imagino por lo que habrás tenido que pasar, eso solo lo sabes tú y lo llevas en tu alma, el que tu madre no te haya podido reconocer, lo peor que puede pasar en la vida.
EliminarMuchas gracias por tu compañía, un placer, y que estés teniendo un feliz día.
Un abrazo enorme.
Hola María, saludos cordiales para ti, es una historia de nuestro tiempo, parece que nos afecta más mientras el progreso corre a velocidades, pero como humanos tenemos límites y vulnerabilidades a las que no podemos escapar , solo nos queda seguir adelante como tu dices. Un gran abrazo.
ResponderEliminarExquisito,sensible y emocionante...
ResponderEliminarPrecioso homenaje a todas las personas que padecen este tipo de enfermedad... que es tremenda.
Un besazo bella.
Este binomio es tierno y muy emotivo, María, no hay nada más triste que ver que nuestros mayores llegan a un punto donde su memoria no recuerda, eso a ellos tal vez esten en su mundo feliz, creo que es una enfermedad que sufren mucho más los allegados en este caso los hijos.
ResponderEliminarTe mando un fuerte beso y abrazo, deseándote una muy feliz semana.
Enhorabuena, por haber sabido aprovechar mejor las palabras que yo, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarPones un reconfortante final al relato de una enfermedad que a todos nos acongoja.
ResponderEliminarUn abrazo, María.
Extraordinario relato en el que has hecho juegos malabares con los Binomios.
ResponderEliminarTe felicito.
Besos
Madre mía, qué triste y terrible esa enfermedad... o algunas vejeces. Sin embargo, abres un rayo de esperanza. ¡Precioso!
ResponderEliminarUn beso.
De alguna manera cada uno de nosotros estamos en un mundo propio. Y no es consuelo, lo digo como tal vez una posible realidad, quien sabe cuántos misterios tiene el universo.
ResponderEliminarClaro que siempre hay un marco de tristeza, especialmente con nuestros seres queridos. Hay enfermedades que por el mundo cada vez abundan más. Otro desafía para la humanidad, ojalá salgamos de eso.
Un abrazo.
Mi querida María, tu relato, cargado de sensibilidad, muestra de una dulce manera, algo realmente doloroso para las personas que viven en sus seres queridos esta enfermedad. Ya habrás podido comprobar que apenas ando por los blogs, incluido el mío, precisamente porque estoy cjidando a mi madre que necesita atención continua, y aunque solo muestra episodios esporádicos de ausencia, cuando ocurren son tremendamente angustiantes y dolorosos. Sólo podemos estar ahí y ofrecernos.
ResponderEliminarUn relato realmente sensible y hermoso
Un beso
Bellísmo. Esa madre, tal vez con Alzheimer, ve una estrella. Quién sabe si ya lo es, ¿no?
ResponderEliminarUn gran abrazo, María. Por un bello finde.
Es muy emotivo.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos.
Una enfermedad muy triste para quien la padece y quienes le rodean. Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Muy bonita tu historia María. Muy emotiva, que toca profundamente nuestra sensibilidad y nos muestra que no podemos dejar que una enfermedad nos quite el ánimo y la sonrisa. La enfermedad también nos dará fuerza y coraje para vivir una vida plena y feliz!
ResponderEliminarSiempre es un gran placer leerte, querida amiga!
¡Abrazos y besos!
Tristemente lo que se evidencia en este relato es más frecuente de lo que imaginamos. La medicina ha logrado alargar la vida, pero la mente se agota, al parecer, mucho antes y así se hace patente en las personas mayores.
ResponderEliminarUn tierno abrazo como la historia contada.
Hola.
ResponderEliminarEs de lo más triste. También lo es para las personas cuando se dan cuenta de lo que han perdido, que no tienen el potencial que antes tenían.
Besos especiales. Y también un especial abrazo.
Tu relato, perfectamente llevado, deja entrever el sufrimiento de una hija ante las consecuencias de una enfermedad que anula, elimina recuerdos y cada vez afecta a más personas.
ResponderEliminarYo la temo.
Cariños y buen fin de semana.
Kasioles
Que realidad tan dura, justo tengo un compañero laboral atravesando esta historia, que momento realmente complicado y no saber como ayudar.
ResponderEliminarYo la tuve conmigo hasta los noventa y cuatro y algunos días me decía... ¿Tu eres mi hijo verdad?
ResponderEliminarBesos
Un triste relato del que he sido testigo directo en dos ocasiones y que me ha producido mucha tristeza . Las personas que se encuentran en esta situación no sufren y se sienten por momentos felices pero para los cuidadores puede llegar a ser una agonía. Tu relato es real cómo la vida misma y estas personas tienen que ser tratadas con mucho cariño y respeto. Besiocs
ResponderEliminarUna enfermedad dura donde a veces algo lúdico puede provocar toda una luz de ilusión como lo muestra tu relato y has unido muy bien los conceptos dados por Mag.
ResponderEliminarBesos dulces María Dorada y dulce fin de semana.
hola maría! esas enfermedades neurológicas son muy duras para las personas cercanas a quien las sufre. :(
ResponderEliminarsin embargo, lo de ver una estrella en el espejo me ha parecido algo realmente precioso y poético.
y sí, el cerebro es como un laberinto... aún hay muchas cosas por descubrir sobre nuestra mente.
besos!!
Hace muchos años se hablaba de senilidad referida a los problemas de memoria o el Alzheimer, pero si se intenta entender como a un igual a quien lo sufre, más si es familiar conviviente... bueno, pues creo que es de justicia aguantar desplantes y olvidos, pues lo que cuenta es lo que queda de esa persona y algun destello de amor entre los dos.
ResponderEliminarMuy buena aportación, María. Felicidades.
Has elegido un tema difícil para enlazar los binomios pero pese a la dureza de la situación, los sentimientos que unen a tus personajes siguen siendo sólidos y positivos. Todo un ejemplo. Un abrazo, María.
ResponderEliminarHas aprovechado el reto para dibujar un cuadro precioso de la tristeza. Con dos binomios, ademas.
ResponderEliminarBesosz, Maria
es un texto conmovedor que me hizo recordar a mi madre enferma de alzheimer.
ResponderEliminarun beso.
Un relato que hoy tiene mucha ocurrencia de un mundo que se presenta como una peste del olvido, según lo calificó Gabo, en Cien años de soledad, pero con una salvedad como en tu cuento: ahí también se puede ser feliz. Un abrazo extenso. Carlos
ResponderEliminarEs un texto que toca, María. Es una historia profunda donde el amor y la felicidad, en un mundo que se escapa en la mente de la madre, nos hace reconciliarnos.
ResponderEliminarMe ha maravillado. El texto brilla.
Millones de gracias por el enfoque de tu trabajo y por sumarte a la convocatoria, eligiendo dos binomios.
Un beso enorme.
Un situación complicada, no hay forma de sacar a nadie de los laberintos que han creado en su mente... pero, es verdad, a veces pueden estar felices allí dentro, quizás no sea buena idea intentar traerlos de vuelta, ¿para qué ?
ResponderEliminarexcelente como siempre .. FELICITACIONES
ResponderEliminarSensible, profundo, cristalino como esa ventana por la que el devenir del viento se puede entrever. Tal vez lo entretenido para esa mente es recorrer el laberinto y creer q es uno diferente cada vez. Para los de afuera, que nunca entenderán, queda acompañar y amar sin condiciones.
ResponderEliminarBello texto!
Maravilloso homenaje mi querida María. Maravilloso.
ResponderEliminarUn abrazo enorme lleno de cariño.
Preciosa forma de hablar de algo que no nos gustaría que existiera.
ResponderEliminarSaludos
“El sonido del viento azotaba el cristal de la ventana.”
ResponderEliminarMientras sus ojos miraban su figura incisos y prestos
A poder contemplar lo que en su interior afloraba
Junto al centelleo que la brisa labraba en su cara
Henchido de ababoles, sus ojos la contemplaban
Entre los acústicos sonidos que de su corazón brotan
Él se aferraba a su sombra la que nunca se ocultaba
Y juntos sobrevolaron sobre las nubes blancas
Entre suspiros el silencio los contemplaba
Y se aferraban sin recato a los quejidos de su alma.
Un abrazo
Preciosa esta semblanza maternal, mi querida MARIETA! y no sabes lo bien que entiendo a Eva, sé que tú tb. Cuando la cabeza empieza a fallar, el consuelo que queda es suponer que ellos no lo pasan mal, sin embargo, al menos en lo que a mi me toca, esa desubicación que sienten, ese descoloque que no comprender pero perciben también les llena de angustia, cuando a mi madre le atacan esos momentos, afortunadamente no siempre pero sí a menudo, yo intento ponerme en su lugar e intento tranquilizarla diciéndole que a veces yo tampoco sé donde tengo la mano derecha, es la suerte de haber nacido despistada de nacimiento, vamos! que me zambullo en sus mundos siderales con ella, para que no se sienta extraña, para mi son conocidos de siempre : )
ResponderEliminarUn besazo inmeeenso cosa bonita !!
Sigue siendo un consuelo amable y respetable el de Eva. Que lo lleve adelante mientras pueda o aparezca uno mejor. Tierno relato. Va un abrazo, María.
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