Todos los días abría el buzón sabiendo que no iba a recibir cartas nada más que facturas. Pero aquel día fué distinto. Me llevé una grata sorpresa al ver que en el buzón había un sobre manuscrito. Lo cogí entre mis manos y no pude evitar trasladarme hasta mi juventud, cuando por aquella época recibía cartas. Qué alegría me daba cuando veía al cartero, era como si viniera Papa Noel trayéndome un regalo en los días de navidad. Por aquellas fechas siempre recibía de mis amigas y de la familia, montones de postales que coleccionaba y las colgaba en el árbol de navidad. Me hacía muy feliz. Era para mí algo mágico.
No me lo podía creer. Por fin, tenía un sobre para leer su contenido, olerlo y palparlo. Pensaba que todo aquello había desaparecido. Pero todavía había alguien que seguía escribiendo de manera tradicional, y se acordaba de mí en estas fechas. ¡Qué alegría!
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue mirar el reverso del sobre que venía sin remitente. Lo abri, saqué el folio, lo desdoblé y empecé a leer su breve contenido manuscrito:
"Le comunicamos su próximo fallecimiento que tendrá lugar el próximo día 22 a las 6 de la tarde".
Firmado y sellado:
La muerte.
Toda la alegría que tenía en mí se derrumbó. No se trataba de alguna amiga que se acordara de mí. Nada más que la peor enemiga que podía tener. La muerte venía a por mí.
¡¡¡¡Ohhh qué horror!!!! Exclamé asustada.
Lo primero que hice fue pellizcarme para ver si aquello era real o se trataba de un sueño. Era real. Tan real como la vida misma.
En ese instante empecé a contar los días que me quedaban para aquel trágico acontecimiento. Así que no me lo pensé más. Y me puse a hacer la maleta. Después me dirigí al aeropuerto de Barajas.
Quería despedirme de la vida de manera especial. Cumplir mi último deseo. Viajar. Viajar. Y viajar. Y que la muerte me pillara disfrutando de la vida. La mejor manera de morir. Descubriendo otros países, sus costumbres y gentes en el viaje de la vida hasta la última parada.
sobre recibir una carta comunicando el fallecimiento
María
Olá, querida amiga Maria!
ResponderEliminarA minha está programada desde ontem pois adorei a tal carta...
Paralelamente, estou aproveitando a vida sadiamente. Não vou ficar esperando a morte chegar.
Sua protagonista fez muito bem nas escolhas derradeiras.
Gostei da guinada de vida do conto.
Tenha uma nova semana abençoada!
Beijinhos fraternos
Así, como bien dices, querida Roselía, no hay que esperar la muerte, hay que vivir día a día, sin pensar en ella, y que la muerte nos sorprenda cuando quiera. Pero viviendo la vida, siempre.
EliminarMuchos besos.
ESe gótico sirve para una novela. ES un tema que desde diversos ángulos ha sido llevado al cine, y la novela, con buenos resultados. Un abrazo desde mi cub il colombiano.Carlos
ResponderEliminarHablar de la muerte nos asusta, tal vez mejor para una peli o novela, pero en la vida real mejor no pensar en ella, Carlos.
EliminarUn abrazo.
Jope! Pues no queda mucho, mejor que el viaje sea largo, igual así, no te pilla.
ResponderEliminarUn beso.
Solo me queda una hora Alfred jajaja, poco tiempo. De momento sigo vivita y coleando jajaja.
EliminarUn beso.
Me gusta la actitud de la protagonista, no hay nada como viajar y descubrir nuevos países, y como tal sus costumbres y sus gentes.
ResponderEliminarYa que vamos a morir, que mejor manera que hacerlo como uno le guste.
Muy bien María, esta vez la muerte, aviso , al menos pudo prever, aunque nunca se sabe si es mejor ignorarla.
Besos de color , dejemos el negro fuera de nuestro alcance jajajá ,
No se yo si me gustaría conocer el día de mi muerte, creo que del susto me daría un infarto jajajaja. Mejor no saber el día, y que sea cuando tenga que ser. Pero desde luego estamos en esta vida de paso. Cualquier segundo puede ser el último. Mejor no pensar en ella, y seguir disfrutando viajando o como más nos guste, Campirela.
EliminarMuchos besos.
Tengo una carta preparada para mandar a Argentina ahora mismo. Aunque es raro me sigo carteando con un amigo. Nunca he recibido una carta de la muerte, ¡menos mal!
ResponderEliminarEspero que tengas buen día, María.
En mi blog hay un león esperándote, ja ja ja
Un abrazo.
Espero que nunca la recibas ni en bromas, Marisa. Y que las cartas que recibas sigan siendo de tus amistades, esas son más bonitas.
EliminarUn abrazo.
Una misiva inesperada, la que nadie quiere recibir, pero al menos le dio tiempo al protagonista de cumplir sus deseos, una muerte muy considerada en avisar :)
ResponderEliminarBesos dulces, María Dorada y dulce semana.
Por lo menos le dió tiempo a viajar antes de irse al otro barrio, Dulce, así disfrutó más intensamente.
EliminarBesos.
Eso si que es pasar de la alegría al desconcierto en un abrir y cerrar de ojos.
ResponderEliminarLa reacción la encuentro muy acertada, si sabes que día vas a morir, que mejor que te encuentre bailando.
Magnífico relato, María.
Besos.
Yo conocí a una persona que murió de esa manera, bailando. De todas formas no nos gusta recibir la muerte, ni bailando. Cuánto más lejos, mejor, Paula.
EliminarBesos.
Ay, creo que me moriría en el preciso momento en que leyera el anuncio...
ResponderEliminarTremendo relato!
Creo de verdad, que de alguna forma , aunque lo supiéramos así,intentaríamos vivir el tiempo que nos quede,tal como el protagonista!
me encantó.
Besitos
Igual que tú, lunaroja, de saberlo, me daría un infarto, mejor no saberlo, y no dejemos de vivir como si fuera el último minuto.
EliminarBesos.
Hay que viajar de tal modo que puedas ir cambiando los husos horarios para que nunca te pillen las seis de la tarde. Abrazucos
ResponderEliminarMe temo a mí que pronto me va a pillar, Ester, faltan tres cuartos de hora para las seis de la tarde. Ya me va a alcanzar y estando en casa jajaja.
EliminarUn abrazo.
qué buen relato, maría! algo que empezaba siendo tétrico, lo has convertido en una celebración de la vida.
ResponderEliminary me identifico mucho, porque uno de mis sueños es hacer un viaje yo solo. creo que me bastaría con coger el tren, pero bueno. :)
besos!!
No dejes de viajar, chema, viene bien salir del ambiente rutinario y coger el tren para visitar otra ciudad. Hay que celebrar la vida cada día.
EliminarBesos.
Hola María, al principio se encoge el corazón pero el final es precioso: transformar el miedo en un impulso por vivir intensamente convierte la historia en un mensaje lleno de fuerza. Es un relato que deja huella y hace reflexionar. Una aportación espléndida al reto de esta semana. Un gran abrazo
ResponderEliminarMe alegra que te haya dejado huella y que te haga reflexionar este relato, Emilia, viniendo de ti, me hace feliz. Como bien analizas, ese miedo se convirtió en un impulso para vivir intensamente, a veces, es necesario una inyección de ese tipo para que te haga reaccionar.
EliminarUn abrazo.
Hola María, un relato muy bonito en el que coinciden la alegría al recibir un correo y la tristeza de la desagradable sorpresa al leerlo. La decisión de disfrutar lo que queda y disfrutar en lo posible. Me ha gustado mucho. Me permito finalizar la historia pensando que el día 22 el avión en que viajaba la protagonista se estrelló
ResponderEliminarUn saludo
Y que todos los que viajaban, pasajeros y tripulación, recibieron la misma carta.
EliminarDualidad, como la vida misma, vida y muerte, alegría y tristeza, todas las emociones caben, así como cualquier final imaginativo que cada lector quiera dar a este relato, LUFERURA, el que has dado tú está genial, gracias por tu aportación.
EliminarUn saludo.
Otro final interesante, Demiurgo, gracias por tu aportación.
EliminarBesos especiales.
Joer , que mal
ResponderEliminarrollo , no lo
acepto ni como
broma.
Opino como tú, Orlando, a mí no me gustaría recibir una carta así, ni de broma.
EliminarBesos.
Maria uma história incrível que você trouxe, a morte é algo que assusta muito o ser humano, Maria feliz semana bjs.
ResponderEliminarNo nos gusta a nadie la muerte, Lucimar, pero debemos ser realistas y pensar que algún día nos llevará.
EliminarBesos.
Menuda sorpresa María. Si recibiera una carta semejante, creo que haría lo mismo que tu protagonista!! Al menos que me cogiera la parca haciendo algo que me gustara.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Sobre todo no pensar en ella, y disfrutar hasta el último día como si fuera el último, Nani.
EliminarMuchos besos.
Oi, Maria! Adorei a tua maneira de partricipar e a morte que espera!!!rs... Muito a viajar, conhecer, passear, amar! Lindo! beijos, chica
ResponderEliminarAsí como bien dices, chica, debemos viajar, pasear, disfrutar, y sobre todo, amar.
EliminarBesos.
¿qué fuera, no? que la muerte nos avise por carta con días de antelación sobre nuestra propia muerte y la demos por cierta porque ya a otros les ha pasado lo mismo y ha ocurrido. muchos no querrán salir de casa y esperar morir echados en su propia cama para no tener una muerte desagradable.
ResponderEliminarun beso.
Sí, seguro que algunos se quedarían ya recibiendo a la muerte, en su cama, para morir cómodamente, y otros, como la protagonista, la recibirían viajando, pero sobre todo, disfrutando, que de eso se trata la vida, DRACO, de disfrutar, porque no sabemos cómo nos puede encontrar la muerte.
EliminarUn beso.
Ya no abro más el buzón. El que quiera hablar conmigo, que me llame por teléfono.
ResponderEliminarBesos.
Cómo te comprendo, Macondo, es una bobada abrir el buzón para recibir facturas o encontrarte el buzón vacío, aunque lo preferiría antes que encontrarme una carta de éstas.
EliminarBesos.
Te felicito por sumarte tan rápidamente y con tanta eficacia.
ResponderEliminarMe pregunté cómo ibas a encarar el relato. Me sorprendió gratamente.
La protagonista tomó ese anuncio de su inevitable muerte, de la misma muerte, como una invitación a pasar intensamente sus últimos días.
Besos especiales.
Muchas gracias, Demiurgo me alegra que te haya sorprendido, me satisface leerte decir eso. Ese día que lo escribí tuve tiempo e inspiración, así que aproveché. Después he tenido días complicados que me han mantenido alejada de aquí hasta hoy. Pues la protagonista fue valiente, no se acobardó, sino que para ella fue una inyección de vida para poder disfrutar viajando que era lo que más la gustaba hacer.
EliminarBesos especiales.
Hola, María. Empiezas con una nostalgia tierna y melancólica que cualquier persona mayor de 40 entiende perfectamente: el recuerdo de cuando las cartas eran algo mágico y el buzón podía traer alegría real. Te mete de lleno en esa emoción cálida… y de repente, ¡zas!, la carta de la Muerte. El contraste es tan salvaje que produce una risa nerviosa inmediata y un escalofrío al mismo tiempo. Lo mejor es la reacción de la protagonista: no se hunde en la desesperación ni se pone a llorar; hace la maleta y se va a viajar. Es una respuesta tan vital, tan digna y tan “"me voy a vivir mi vida”, que el cuento pasa de terror negro a himno a la vida en tres líneas. Esa última idea (“que la muerte me pillara disfrutando”) es pura poesía macabra y optimismo a la vez.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bonita tu manera de analizar mi relato, Marcos, y que lo hayas visto como una respuesta vital, la de disfrutar la vida, algo así como "que me quiten lo bailao que yo me voy a disfrutar". ¿Para qué deprimirse si es algo que va a ocurrir en un día de nuestra vida? sabemos que hemos venido para morir. Pero mejor no pensar en eso. Y disfrutemos de la vida. Como ahora mismo, yo estoy disfrutando charlando contigo, y decirte que ha sido un placer haber participado en tu convocatoria una vez más. Siempre que tengo tiempo e inspiración, no fallo. Así que un placer acompañarte Marcos, y felicidades de nuevo por estas propuesta tan interesantes que has convocado.
EliminarUn abrazo.
tengo claro que, si me permitiesen saberlo, no quería saber el momento de mi final... buff, menudo agobio, seguro que me pongo a revisar las facturas del banco para dejarlo todo pagado :)
ResponderEliminarTú sí que eres prevenido, Beauséant, ponerte a revisar las facturas para dejarlo todo pagado, y así el que venga detrás lo tiene todo solucionado, qué bien jajaja. Yo tampoco quisiera saber el día. Qué angustia por dios. Te acabo de comentar en la anterior entrada que no he podido el otro día dejarte un comentario en tu blog, no sé por qué no me dejaba, ya me ha pasado otra vez.
EliminarUn abrazo.
Olá, tudo bem?
ResponderEliminarBem interessante seu conto. Imagina receber tal carta...e ainda mais, Dela??
Eduardo, todo bien, gracias, ésto es tan solo un relato que había que escribir sobre una muerte anunciada, pero vamos que yo sigo vivita y coleando.
EliminarBesos.
Yo prefiero irme sin aviso, no sé si podría soportarlo.
ResponderEliminarSaludos
Mejor no saberlo, Eugenia, opino lo mismo que tú.
EliminarUn saludo.
María, tu relato es un auténtico giro inesperado: de la nostalgia luminosa de las cartas pasadas al estremecimiento de recibir la misiva más temida… y, sin embargo, lo transformas en un canto a la vida. Esa decisión de la protagonista de hacer la maleta y lanzarse a viajar me parece una metáfora poderosa: que la muerte nos encuentre viviendo, descubriendo, celebrando. Has convertido el miedo en impulso vital, y eso es lo que lo hace atrevido y brillante.
ResponderEliminarGracias por recordarnos que incluso en la sombra puede brotar la chispa de la alegría.
Un fuerte abrazo.
Muy bonita manera de analizar el relato, querido Enrique, yo creo que este tipo de cosas nos hacen reaccionar inyectándonos vida, a veces necesitamos un susto para valorar lo que tenemos, y pensar jolines que la vida son dos días, merecemos disfrutar con lo que más nos guste, y qué mejor que hacerlo ahora que estamos vivos, que luego ya después no podremos.
EliminarUn abrazo enorme.
Hola María. A mí también me encantaba recibir y escribir cartas, ahora ya ninguna, ni una triste postal en Navidad. Pero claro, para que sea de la muerte... Aunque a decir verdad es de las pocas cosas certeras que tenemos en la vida, nacer y morir, a todos nos va a pasar. Si esa carta sirve para darnos cuenta de lo que queríamos hacer y empezar con ello, bienvenida sea, no sabemos dónde estará nuestro final y mejor disfrutar de lo que nos hace felices y dejamos para después, el futuro es incierto nadie sabe dónde llegará.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que muchos actuaríamos igual que tu protagonista, tratando de cumplir todos aquellos sueños que hemos ido postergando.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Es que esa representación de la muerte es muy antigua, si piensas en la de; The Sandman, con su sombrilla y sus vaqueros no resulta tan gótica.
ResponderEliminarBesos.
María, que relato!
ResponderEliminarAdorei a forma como você transformou uma cena simples abrir a caixa de correio esperando apenas contas em uma porta para a memória, para a nostalgia doce das cartas escritas à mão, para aquele tempo mágico em que o carteiro trazia pequenos presentes do mundo. Essa ternura inicial torna o impacto da carta da Morte ainda mais forte, quase cinematográfico.
E que bonito é o desfecho: diante do medo, sua protagonista escolhe a vida. Decide viajar, ver o mundo, sentir tudo o que puder antes do último chamado. Em vez de paralisar, ela se move. Em vez de lamentar, ela vive. A morte, no seu texto, deixa de ser apenas um ponto final para se tornar o gatilho da mais profunda afirmação de existência.
Seu conto tem delicadeza, tensão, humor sutil e uma coragem luminosa. É uma leitura que prende e deixa reflexão .
Bela participação.
María.😘
Fernanda
jajaja ! Eres increíble, ni querida MARIETA ! !Hasta al anuncio de tu inminente muerte eres capaz de darle la vuelta y convertirlo en motivo de alegría! esa es la actitud, sin duda! ...Ya q queda un tiempo medido y concreto, invertirlo en lo q más nos haga disfrutar ... En fin, q vuelves más rápida q la muerte, q jamás te alcance y si sucede q sigas viajando feliz con ella en la otra vida ...Eso si, no te olvides de venir a vernos desde donde sea q te encuentres ; )
ResponderEliminarMiiiiira q me ha quedado macabro esto, en fin...tú no te mueras, no te vamos a dejar; )
Un besazo preciosa !!
Creo que encontró la mejor manera de despedirse de la vida, viajar y viajar, disfrutar los días que le quedaban de vida, es una excelente manera, me gustó mucho tu historia, al principio recordando la época de las cartas escritas, me trajo bellos recuerdos y luego el final más feliz que se puede elegir.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Yo hubiera aprovechado para que me acompañaran algunos antes del día 22 incluso...
ResponderEliminarBesos.
Hola amiga bella, a mi no me agrada,
ResponderEliminarhablar de eso, ni quiero saberlo, es mejor
vivir feliz y pasar dia a dia, como nos llegue,
pero sin pensar en eso y tratar de ser felices.
Besitos dulces
Siby
Me encanta y me encantaba cuando recibías una carta, descubrir el remitente, el sello, la letra, el olor, las palabras... recibirla de la muerte no sería agradable, aunque en cierto modo a veces desgraciadamente las envía, no queda otra que vivir, disfrutar y ser felices lo más que se pueda, y cuando llegue ese momento que no se diga no disfruté.
ResponderEliminarFeliz miércoles
Besos Maria
María, que lastima, para una carta que recibe el personaje y es casi peor que un requerimiento de hacienda.
ResponderEliminarOjala que no nos llegue nunca una carta de esa traza. Buen relato.
Un beso.
María has escrito una historia que te atrapa desde el comienzo, cuando la protagonista al recibir la misteriosa carta recuerda las épocas en que la gente se mandaba cartas, pero se lleva la sorpresa que la carta tiene su fecha de fallecimiento por lo que decide emprender un viaje escapando del trágico final.
ResponderEliminarQue tengas un buen día
Besos
Hola María, la puñetera parca está siendo muy protagonista. Te quedó genial y lo mejor que hizo fue disfrutar de su tiempo a su manera. Un abrazo
ResponderEliminarNos quedamos sin saber si en verdad fue la parca quien le envió la carta o algún amigo bromista que no tuvo mejor idea para animarla a viajar! Jeje. Un abrazo, María
ResponderEliminarMe quedare con esa parte de placer al recibir una carta y olvidare el mensaje de ella(aunque fue bueno para gozar y decidir vivir)Tienes una narrativa singular que ya te he comentado antes, sin embargo lo repito porque agradezco a quien escribe y sabe mantener la atención del lector de principio a fin.Ademas de saber tambien abrir la magia de imagenes limpias y claras,con ternura e inocencia.He disfrutado leer tu entrada hoy.Un abrazo grande y buena semana para ti!
ResponderEliminarEs una idea brillante, pero me temo que la muerte no es tan educada como en tu cuento y no avisa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Q.E.P.D. Pero lo comido y lo bailado...
ResponderEliminarHay veces que nos pellizcamos ante la propia realidad la que sumisa y dócil nos acompaña en todos nuestros actos y movimientos ya que somos materia y aunque avistemos en lo profundo del bosque las señales del bienestar, solo es un espejismos ya que nuestra mente siguen instalada en todos los movimientos que a nuestra corta y liguera vista nos incite a asumir sin escarceos… que vivimos porque así está decidido… dejemos de mirar al cielo y centremos nuestros pensamientos en lo que nos rodea ya que el cielo esta bien puesto adornado con estrellas y planetas en movimiento… aunque algunos desaprensivos están dejándolo a la sazón, el estercolero de una tierra llena de mentes sin provecho.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué buen relato, María... uno se pregunta muchas cosas a partir de ello... efectivamente, la reacción del protagonista es perfecta, si uno supiera la fecha de su muerte tendría que ponerse a hacer lo siempre deseado... aunque habría que valorar el impacto de la noticia, lo mismo le da a uno un infarto y resuelve así el tema ;D
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, a veces no apreciamos lo suficiente nuestra labor en este mundo..
Un gusto leerte siempre, María
Que tengas una estupenda tarde de jueves, un beso!
Lo que más me ha gustado de tu relato ha sido la descripción de la llegada del cartero en nuestra juventud, es que la has clavado tal como yo la sentía, creo que casi se ma ha alterado el corazón al leerte....
ResponderEliminar¡Hoy es 22, Dorada!
ResponderEliminarQué hermoso y estremecedor relato. La carta que empieza como promesa de alegría se convierte en sentencia, y sin embargo, la respuesta es luminosa: viajar, despedirse del mundo descubriéndolo. Un recordatorio de que incluso frente a la Muerte, la vida puede ser elegida como celebración.
ResponderEliminarUn abrazo, María.
Me has recordado a la cancion "Noche de bodas" de Sabina pero cantada por Chabela Vargas cuando decía eso de " que el fin del mundo te pille bailando". Me encanta.
ResponderEliminarUn besazo!