embriagándonos de pasión,
envolviéndome con tus caricias
sintiendo nuestro palpitar.
En este oscuro atardecer,
en el silencio compartido,
entre besos encendidos,
se alimenta el fuego de la pasión.
Tu aire es mi suspiro,
tu cuerpo es mi refugio,
me alimento de tu aroma
amaneciendo entre algodón.
La luz está encendida
entre la esencia del deseo
y el fuego de la pasión,
sintiendo vibraciones
de esta dulce sensación.
Hay que ver, María, lo bien que les das un toque de atención a mis sensaciones... aún es de mañana, y con un poema muy sugerente, haces que ya apetezca un atardecer.
ResponderEliminarDeja la luz encendida... por favor.
Besiños, y gracias por tu visita.
la pasión, etérea, balanceándose entre mar y fuego...
ResponderEliminarluz encendida: silencio sonoro de los amantes
un beso, María
Un buen paseo por los sentimiento y la pasión
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Sir Bran, espero que la luz que, a cada uno nos ilumina en nuestro interior, no nos abandone nunca y tengamos siempre nuestros atardeceres llenos de vida. Salu2.
ResponderEliminarHola, Camille Stein, bellos versos en forma de comentarios que dejas siempre acunando e iluminando tus palabras. Un beso.
ResponderEliminarHola, Julio, paseos que siempre deben estar en nuestros caminos, para seguir estando vivos. Un beso.
ResponderEliminarLocura de besos en la esencia del deseo.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Marina Montecristo, esencia y aroma de besos cálidos que suavizan el interior de nuestra persona. Un besazo.
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