Desde la soledad y la desesperación e impotencia, Olga, no dejaba de derramar lágrimas al pensar en el estado en que se encontraba su madre, ya que había días que ni siquiera la reconocía por las lagunas que desordenaban su mente.
Olga, intentaba abrir el cajón de su escritorio con las manos temblorosas para buscar entre los papeles la carta que escribió hace unos días en uno de esos momentos impulsivos en los que intentaba desahogarse con su madre...
Por fin encuentra el folio escrito... lo desdobla... lo palpa... lo huele... lo respira... y se dispone a leer las líneas de la carta para seguir escribiéndola...
Por fin encuentra el folio escrito... lo desdobla... lo palpa... lo huele... lo respira... y se dispone a leer las líneas de la carta para seguir escribiéndola...
Mi querida madre:
Sé que no puedes leer esta carta, porque la enfermedad te nubla la vista y ya ni siquiera tu memoria me recuerda, pero aún sigo dando gracias a la vida porque sigues viva, y yo sigo a tu lado para cuidarte, darte mi cariño y hacerte recordar cada día que soy tu hija.
Hoy se han invertido los roles, tú eres la niña y yo soy tu madre, quién te protege, se preocupa por ti cada día, te da cariño, te cuida, como tú lo hacías cuando yo era niña, aunque tal vez a mí me resulte más difícil ser tu madre y no esté tan preparada como tú lo estabas conmigo.
Sé que esta cruel enfermedad no entiende de edades, y que aunque todavía no eres muy mayor a tus sesenta y cinco años, tu aspecto parece el de una anciana de noventa, porque la enfermedad te aleja de tu persona, de tus vivencias, de tu familia, aunque cuanto más te aleja de mí más cerca quiero estar yo de ti.
Pero no puedo evitar sentir cuánto me duele ver que ya no eres la misma de antes, tan presumida, ahora tan abandonada, lo mucho que me está costando asimilar que tú no tienes la culpa de nada, sino que es la terrible enfermedad, la que cada día avanza a pasos agigantados, la que te está arrebatando todo... ¡todo! ¡todo! ¡Dios! ¡cuánto me cuesta asumirlo!, y sé que por mucho que me esfuerce para que sigas siendo la misma, es como ir contracorriente el tener que luchar contra esa enfermedad que te va consumiendo la vida.
Dichosa peste del siglo XXI atracadora de la memoria humana, la que tantas veces altera mis emociones, cuando me haces perder la paciencia con tu rebeldía al decirme que haces lo que quieres y que no hace falta que nadie te cuide. O cuando me gritas a más no poder con rabia lastimándome tanto como si me clavaras un cuchillo en el corazón. O cuando no recuerdas lo que te cuento y me gritas juzgándome de mentirosa o desconfiando de mis actos como si yo fuera una ladrona cuando en verdad la ladrona es la enfermedad que te está robando día a día los recuerdos.
Pero aún así desde tu maltrato verbal hacia mí, herida y ofendida, yo te sigo queriendo igual que siempre porque sigues siendo mi madre, la que me trajo a la vida, me enseñó a ser humilde y generosa, y la que tanto amor me dió.
Sé que esta cruel enfermedad no entiende de edades, y que aunque todavía no eres muy mayor a tus sesenta y cinco años, tu aspecto parece el de una anciana de noventa, porque la enfermedad te aleja de tu persona, de tus vivencias, de tu familia, aunque cuanto más te aleja de mí más cerca quiero estar yo de ti.
Pero no puedo evitar sentir cuánto me duele ver que ya no eres la misma de antes, tan presumida, ahora tan abandonada, lo mucho que me está costando asimilar que tú no tienes la culpa de nada, sino que es la terrible enfermedad, la que cada día avanza a pasos agigantados, la que te está arrebatando todo... ¡todo! ¡todo! ¡Dios! ¡cuánto me cuesta asumirlo!, y sé que por mucho que me esfuerce para que sigas siendo la misma, es como ir contracorriente el tener que luchar contra esa enfermedad que te va consumiendo la vida.
Dichosa peste del siglo XXI atracadora de la memoria humana, la que tantas veces altera mis emociones, cuando me haces perder la paciencia con tu rebeldía al decirme que haces lo que quieres y que no hace falta que nadie te cuide. O cuando me gritas a más no poder con rabia lastimándome tanto como si me clavaras un cuchillo en el corazón. O cuando no recuerdas lo que te cuento y me gritas juzgándome de mentirosa o desconfiando de mis actos como si yo fuera una ladrona cuando en verdad la ladrona es la enfermedad que te está robando día a día los recuerdos.
Pero aún así desde tu maltrato verbal hacia mí, herida y ofendida, yo te sigo queriendo igual que siempre porque sigues siendo mi madre, la que me trajo a la vida, me enseñó a ser humilde y generosa, y la que tanto amor me dió.
Olga, escucha los gritos de su madre que la taladran los oídos, ya no puede seguir leyendo la carta ni escribir más porque sus ojos se vuelven a empañar de lágrimas, derramándose sobre el papel, emborronando sus palabras escritas.
Con el alma encogida y desgarrada, Olga, guarda el folio de la carta en el cajón y se dirige afligida hacia la habitación de su madre que no deja de gritar:
Con el alma encogida y desgarrada, Olga, guarda el folio de la carta en el cajón y se dirige afligida hacia la habitación de su madre que no deja de gritar:
Desgarradora y desolada. Así es la carta, así es la vida que le toca vivir a Olga. No hay piedad, no hay tregua, y las fuerzas tienen que brotar de la nada. Una carta, aunque no sea enviada, es una buena manera de hacerlo, y tú forma de expresarlo ha sido muy emotiva, sensible y delicada. Un fuerte abrazo, en un registro tan especial, como hoy nos brindas, María.
ResponderEliminarUna carta sin enviar, pero guardada en el cajón del presente, una carta rasgada donde las letras sangran, y el alma se siente impotente ante tanto dolor, una carta donde está el grito derramado.
EliminarUn placer tu compañía, Vivian.
Besos enormes, preciosa.
Duro relato pero obedece a una realidad cercana que todos conocemos, por desgracia.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por estas letras.
Así es, por desgracia todos conocemos a alguien con esa enfermedad, u otra parecida enfermedad hermana, las de la mente, enfermedades tan duras cuando no se recuerdan los momentos ni a las personas.
EliminarMuchas gracias por siempre estar, Rafael.
Un abrazo enorme, amigo mío.
So beautiful.
ResponderEliminar❤️
Muchas gracias por tu compañía, amigo Rick.
EliminarBesos.
es muy duro que un padre o una madre pierda la memoria y no se acuerde de ti. y, como tú dices, no se les puede culpar, porque no son ellos, es su enfermedad. y hay que seguir adelante cuidándoles y haciendo su vida lo mejor posible.
ResponderEliminarojalá algún día se encuentre una cura, por electroshock o vete a saber cómo.
besos, maría!!
Opino como tú, Chema, que ójala algún día tenga cura, o por lo menos, no vaya a más esa enfermedad tan terrible que va dejando a las personas en seres vegetales, y lo peor son los que están cerca, cuidándolos, es muy triste y doloroso que no te reconozcan, en el caso de una madre o un padre, como tú dices, amigo mío.
EliminarMuchos besos.
Juro que llevo llorando desde el primer párrafo...
ResponderEliminarCómo se me ha clavado al alma..
No sé si es un escrito basado en tu propia vivencia, si lo es, te mando un abrazo tan fuerte que te traspase, y todo el ánimo que se puede desear en una situación así.
Debe ser muy duro ver a alguien perderse delante de tus propios ojos..
Un besazo muy grande
Te creo, mi preciosa Sad, porque yo cuando escribí esta entrada lo hice llorando, y seguro que así os llegó de esa manera, clavándose las letras en el alma.
EliminarAunque no es exactamente mi caso este relato con la enfermedad del Alzheimer ni los datos que he dado, pero es parecida, la enfermedad de las personas mayores, demencia senil, cuando tu madre por la edad, se hace doble niña, y además, va olvidando, poco a poco los recuerdos, o algunas personas, y también te dice cosas dolorosas, es dificil de llevar, y desgasta mucho, y cuántas veces mis lágrimas se derraman, mi querida amiga.
Gracias por tu compañía.
Un beso enorme.
Cuanta tristeza en la entrada de este jueves. Una tristeza contra la que no se puede luchar, pero es la peor porque se comprueba en vida el dolor de saber que toda una vida, la que mas te interesa, se ha borrado por completo, sin que se pueda hacer nada por evitarlo.
ResponderEliminarBesos.
Es terrible esa enfermedad, yo conozco varios casos cercanos, de personas que tienen el Alzheimer, y es muy dificil de sobrellevar para la persona que está cerca, pero cuando las cosas vienen así, hay que llevarlas de la mejor manera posible, no queda otra, aunque es muy triste que los recuerdos o personas se borren para siempre.
EliminarUn placer leerte, amigo Juan L.
Besos.
Querida amiga mia hoy tengo que decirte que en una parte de tu relato soy yo el que se identifica con la hija, sencillamente en la otra no puedo porque por suerte recibo mas de ella que yo le entrego y eso que le doy amor y cari~o a rebosar.
ResponderEliminarMaravilloso relato con el que me has sorprendido y has hecho que saltaran de mis ojos lagrimas.
Besos y achuchones enormes, calidos y apretadicos Maria.
Un relato que puede ser verídico para algunas personas que han vivido esta misma situación, como parece te ha sucedido a ti, mi querido amigo Juanky, en el que te identificas con la hija, y cuántas personas habrá más que también se identifiquen.
EliminarTerrible enfermedad la del siglo en el que vivimos, y lo peor que no hay solución.
Muchas gracias por tu siempre compañía, Juanky.
Besos enormes y feliz tarde.
Es tremendo como una perversa enfermedad es capaz de anular de esta forma la voluntad de nuestra buena gente.
ResponderEliminarBesos.
Horrible esta enfermedad u otras enfermedades hermanas parecidas, que son capaces de borrar los recuerdos y personas, y dejar de ser ellos mismos, como tú dices, anular la voluntad.
EliminarMuchas gracias por tu compañía, amigo mío.
Besos, Alfred.
Durísima realidad. El Alzheimer es una plaga demoledora. Para ellos no, porque no son conscientes de su deterioro, pero para la familia es un desbarajuste de roles y un dolor por pereder a su ser querido teniéndole aún en vida
ResponderEliminarUn beso María
Tú lo has definido muy bien, mi querida Albada, es un desgaste, no solo para el que sufre esa enfermedad, sino para la familia, algo terrible, dificil de sobrellevar, por el dolor de ver así a la persona que lo padece con ese deterioro.
EliminarMuchas gracias por tu compañía, preciosa.
Un beso.
Todas las enfermedades son malas, pero el alzheimer es especialmente cruel.
ResponderEliminarMuy bien contado.
Besos.
Yo también opino lo mismo que tú, amigo mío, esa enfermedad es bastante cruel, más que terrible.
EliminarMil gracias por tu compañía, Macondo.
Besos.
Doce, terno e sentimental!! Divino.
ResponderEliminarUm beijo
Muchas gracias, preciosa.
EliminarMuchas gracias por tu compañía, que tengas una feliz tarde.
Besos enormes, Cidália.
Uff María hoy te has superado pero con creces ..sé que es otro tipo de escritura a la que nos tienes acostumbrados pero esta carta me ha llenado el Alma .. no solo por que que representa en esta sociedad esta enfermedad , que como bien dices es una gran peste del siglo XXI pero el amor con el que está escrito sobrepasa cualquier dolor. amiga solo decirte Bravo , bravo hoy te has superado a ti misma.
ResponderEliminarGracias por estar y sentirte a través de una pequeña pantalla.
Mil besos de luz y color muakkkk
Muchas gracias por tus palabras, mi querida Campirela, por tus bravo y por tu cariño, que me llega siempre cercano, y me alegra que este tipo de escritura te haya llegado al alma, la verdad es que no es dificil escribir lo que se puede llegar a sentir cuando tenemos a alguien cercano con esta terrible enfermedad, o sino es con ésta, es otra parecida, y las personas que estamos cerca de las que lo padecen nos llegamos a desgastarnos, pero todo con amor se va superando, mi querida amiga, así es.
EliminarMil gracias siempre a ti por tu compañía.
Besos enormes con cariño.
Tremendo relato,tremendo tu texto, desolador,desgarrado!
ResponderEliminarUn preciosísimo y elaborado trabajo!
Un besazo!!
Un relato que puede ser real para muchas personas, por desgracia, y es que nadie está a salvo de tener familiares con esta enfermedades u otras parecidas, mi querida lunaroja.
EliminarMil gracias por tu siempre compañía.
Besazos enormes.
Al ver tu actualización, pensaba decirte es miercoles y este es el tercer jueves que leo, pero tu entrada, esa carta me ha dejado sin palabras, me has emocionado, voy a recordar lo que he leido durante un rato. Manejas igual la poesía que la prosa, la que vale vale y además es un cielo. Abrazos
ResponderEliminarCasi siempre que participo en los relatos jueveros suelo hacerlo los miércoles, así que voy adelantada un día jajaja, como esta misma semana, que también he publicado hoy mi relato juevero.
EliminarY si te he dejado sin palabras porque te he emocionado eso sí que me ha llegado al alma, gracias por decírmelo, mi querida Ester.
Abrazos inmensos.
Siempre me gusta como escribes, María, como captas, narras y defines, pero esta vez también me identifico con tu historia: vengo de ese infierno sin haberme ido del todo hasta el momento. Acompañar el deterioro de quien te ha dado la vida, aparte de ser insoportable, te enfrenta con lo más cruel y perverso e inmerecido del destino para cualquier ser humano, sobretodo si es tu madre... Lo admirable de tu prosa, además, es que has podido poner en palabras (sea biográfico o no el relato) lo que yo todavía no puedo.
ResponderEliminarMe saco el sombrero, amiga. Abrazo inmenso.
A mí también me encanta como escribes tú, amigo Carlos, siempre me sorprendes con tus poemas, es un gustazo leerte, y también saber que te gusta como escribo, y que te sientas identificado con mi inspiración, lo que siento que vengas de ese infierno, y es que es terrible ver el deterioro de las personas queridas, como a mí también me ocurre, es algo que tenemos que asumir, ver cómo van perdiendo la memoria nuestros seres queridos, lo peor de todo es cuando no recuerdan ni siquiera su mirada, ni su persona, ni a sus hijos, que en mi caso a tanto no ha llegado todavía, amigo mío.
EliminarMil gracias por tu compañía.
Abrazos enormes.
Durisimo , pero es la realidad de todos los dias para muchos.Muy importante recordar a la gente que esta a ambos lados de esta historia.
ResponderEliminarMuy duro, así es, javier, la realidad de tantos familiares o amigos cercanos, una cruda realidad, el perder la memoria.
EliminarMuchas gracias por acompañarme, amigo mío.
Un beso enorme.
Muy dura esa enfermedad y no sólo para quienes la padecen, sino para los que se encargan de cuidarlos y si es una madre quien la padece la cosa es mucho más triste y más dura. Todo esto lo has plasmado estupendamente en tu relato, ojalá todo sea ficción.
ResponderEliminarAunque no es exactamente mi caso, es algo parecido, mi querida Tracy, aunque también puede ser igual a otros casos cercanos que conocemos, y es que esta enfermedad del siglo XXI, es terrible, y más para los que están cercanos a su cuidado.
EliminarMuchas gracias por estar.
Besazos.
Tal vez el perder todo recuerdo o más aún, la noción de la realidad y lo vivido sea aún peor que la misma muerte. Un relato emotivo has creado y esa frase final lo sustenta por completo.
ResponderEliminarBesos con dulzura Mi Hada Perlada.
Estoy completamente de acuerdo contigo, Señor Dulce Caballero, creo que es peor que la muerte, el no poder recordar ni lo vivido ni a las personas, algo terrible, y que aunque es un relato, muchos se pueden sentir identificados porque es la cruda realidad de nuestros días.
EliminarMuchas gracias siempre por tu compañía.
Dulces besos perlados.
Al hermoso narrar de María:
ResponderEliminarTe extraño aunque ya no me extrañes
como te observo aunque no me observes
te quiero sin saber si me quieres.
La vida son etapas o tiempos
de risas y de llantos.
Qué bello debe ser morirte lentamente
sin saber que te mueres.
Ni sentir el egoísmo
de los que aún te quieren
aunque tu cuerpo sea un vegetal
y tu mente ya no piense.
-
Eloy Peña.
Es precioso lo que te ha inspirado mi relato, amigo Eloy, la verdad es que me han encantado tus versos, gracias por dejarme este regalo, pero sobre todo, el de tu presencia, que la extrañaba desde hace tiempo, así que mil gracias por venir a leerme y por tu compañía.
EliminarBesos.
Ya no recuerda tu mente,
ni sabes quién soy,
ni sientes mi dolor,
ya no me recuerdas,
ni alegras mis días,
pero estás
aunque ya no sigas estando.
Gracias por tus "Besos"
Eliminaren el día de los enamorados.
No te extraño,
pues vas conmigo.
En tus escritos,
también en los míos.
En el saber que estamos
aunque no seamos...
Besos escritos y pintados,
Eliminardel color de cereza,
de gratitud y entusiasmo,
besos dados,
los que salen del alma.
Un placer, amigo Eloy, mil gracias por volver.
Más besos.
Un relato que muestra con dureza los estragos de una enfermedad terrible, porque olvidar es morir y ver que tu ser querido se te ha ido en vida es algo inenarrable. Aunque tú lo has conseguido con esta carta que es casi un desahogo de la hija, quizá una pequeña ancla de la que sujetarse. Un abrazo, María!!
ResponderEliminarEs muy bonito lo que has dicho lo del ancla para sujetarse, así es, menos mal que siempre hay alguna para poder amarrarse, desahogarse entre lágrimas, entre palabras, desahogarse de la impotencia, de sentir que no puedes hacer nada, qué terrible es ver así de esta manera a alguien a quién quieres.
EliminarMuchas gracias por siempre estar, amigo David.
Un abrazo muy grande.
Una triste carta que se que es muy real, vaya maldita enfermedad que desbasta la vida, pues algunos quedan simplemente solos en un hogar de ansianos o simplemente la familia se aleja y se desarma por completo
ResponderEliminarEs verdad lo que dices, que la familia se desarma, lo peor que algunos enfermos son abandonados por la familia como si estuvieran muertos, qué pena que ocurra eso, en el caso de una madre que te ha dado la vida, y que luego un hijo sea capaz de eso, me duele el alma solo de pensarlo, qué crueles pueden llegar a ser los hijos ¿verdad?
EliminarMuchas gracias por tu compañía, mi preciosa María.
Besos grandes.
Qué duros y complejos son todos los finales. Por desgracia, no hace mucho, me tocó vivirlo en primera persona. Aún sigo intentando levantar cabeza. Saludos.
ResponderEliminarSiento mucho que te haya tocado vivirlo en primera persona, es tan duro sobrellevarlo, que aún después, también sigues hundido, terrible para el que toca vivir de cerca todo ello.
EliminarMuchas gracias por acompañarme, amigo jfbmurcia.
Besos.
Un relato desgarrador María, y por desgracia, muy real y común. No has podido describirlo mejor que cuando has dicho la peste del siglo XXI .
ResponderEliminarMuchos besos preciosa:D
Aunque no es mi caso, es parecido, y es duro ver cómo tu ser querido va perdiendo los recuerdos, y otras cosas más, mi querida Margarita, por eso no me ha resultado dificil escribir un relato de este tipo, tan real como la vida misma.
EliminarMuchas gracias por estar.
Besos enormes.
Emotivo tu relato y muy bien trabajado, me ha gustado mucho
ResponderEliminarBesitos enormes preciosa y feliz dia
Me alegra que te haya gustado mi relato, Cora.
EliminarGracias por estar, preciosa, y feliz día.
Besitos enormes.
“Cogito, ergo sum”, decía Descartes. Vosotros decid: “Existo, luego soy”, por muy gedeónica que os parezca la sentencia. Y si dudáis de vuestro propio existir, apagad e idos.
ResponderEliminarAntonio Machado. (Mairena)
“Atracadora de la memoria human”
MUJER ALDALUZA NACIDA PARA SUFRIR.
Pensad antes de abrir el libro que, vais a liberar a una partida de palomas que estaban metidas en un estuche y al abrir el broche de su cierre vuelan de nuevo por las hojas de ese libro, que os reclama su lectura, junto a sus imágenes que están insertadas en los surcos de su texto.
Son un montón de corazones que aún siguen latiendo dentro de mi corazón y hoy me destapo y lo deja que vuele ya que ellas…, nunca pudieron volar.
Ya no podía sujetar las palabras que subían por mi garganta hasta mis labios, y de mi boca se abalanzaron, los impulso de sus voces. Las que toda una vida estaban contenidas en mi corazón. Porque ellas eran: la magia de las palabras… surcos de semillas en tierra labrada, la que nos hace sentir y gozar sus frutos cuando se siente la fuerza de vuestras ocultas palabras. Sentimientos que fluyen y se desbocan por senderos de fuerza de sueños y de ser… Porque vosotras sois… y fuisteis y seguís siendo, versos y palabras, las que brotaron de tierra labrada y pudimos introducir la semilla… vuestra semilla horadada, antes de vuestra desaparición dejando atrás la tierra bien labrada.
Un beso y gracias por recordarme que tuve una madre, la que hoy me acompaña y me hizo persona y me dejo algunos escritos, de su sufrimiento y, de su amor pos sus hijos, que pude dejar en estos escritos… Sus escritos.
Qué bonito lo que has escrito, amigo poeta Antonio, es un lujo para mí que deposites tus letras escritas en este rinconcito, muy agradecida por destapar tus emociones, y dejar tus bellos vuelos y el arte que sale de tus adentros.
EliminarY sí que no hay como el amor de una madre, la que siempre se llevará dentro acompañándonos, sino en vida, en el corazón para siempre, la que nos dió la vida, y nos enseñó a ser personas.
Un placer recordarte que tuviste madre, y la llevas en tu corazón, en tus escritos y en tu sangre.
Mil gracias por tu siempre compañía, amigo mío.
Muchos besos, y mi admiración.
Es tan devastadora esa enfermedad, tan cruel..que si la tuviese solo pediría un momento de lucidez para acabar con el sufrimiento de los que me rodean.
ResponderEliminarEmotiva entrada la de hoy, María.
Besazos, preciosa
Una enfermedad terrible, de las peores, porque se deja ser persona, y lo peor ni se reconoce una misma, ni a los demás, y los que están cerca son los que llevan la penitencia del dolor por la ausencia de recuerdos, porque es duro que tu madre no te recuerde, muy duro, Prozac.
EliminarUn placer tu compañía.
Besazos, preciosa.
Maravilloso relato amiga, tan real como doloroso, me ha dejado el alma encogida.
ResponderEliminarEs siempre un placer leerte.
Feliz jueves.
Besos.
Un relato que aunque es ficticio puede ser real para muchas personas, mi querida Rita.
EliminarMil gracias por siempre estar.
Besos enormes y feliz noche.
Una realtà molto dolorosa, che è difficile da vivere per tutti noi,quando accade
ResponderEliminarUn abbraccio, carissima,silvia
Dolorosa y cruel esta enfermedad que se lleva a las personas en vida.
EliminarMuchas gracias por tu compañía, preciosa.
Un abrazo enorme, Silvia.
U
Leerlo me entristece, que sufrimiento injusto, tanto para el enfermo como para el que lo vive, que siempre es familia.
ResponderEliminarAbrazo
Muy cierto lo que dices, y acongoja esta enfermedad para los que lo viven día a día.
EliminarGracias por acompañarme.
Un abrazo, preciosa María del Rosario.
Una carta que conmueve el alma, una enfermedad que la destruye. Magnifico relato de una cruel realidad para muchas personas en el mundo. Un abrazo.
ResponderEliminarUna terrible enfermedad, el mal de nuestros días, que va deteriorando no solo al enfermo sino a los familiares, por ver cómo cada día va de mal en peor quién lo padece, lo peor que no hay cura.
EliminarMil gracias por leerme, preciosa Neuriwoman.
Un abrazo.
La vida es luz y sombra, alegría y pena, placer y dolor. Magnífica hoy, tu mirada a esa realidad triste y desoladora.
ResponderEliminarAbrazo larguísimo, Mariabonita
Así, es, María Socorro, y es que la vida es dual, nos da sonrisas y lágrimas, noches y días, como también la vida nos trae la muerte, o estas terribles consecuencias, enfermedades incurables que van deteriorando a las personas.
EliminarMuchas gracias por acompañarme, preciosa.
Un abrazo, María Socorro.
Texto duro y cercano.
ResponderEliminarBeso de recuerdo.
Un texto que aunque sea un relato tiene mucha realidad.
EliminarMil gracias por estar, Fabián.
Besos.
Aishhh qué intenso y qué triste María... qué bien lo has descrito. Mira que me angustia esta enfermedad...
ResponderEliminarBss
Una enfermedad progresiva, sin cura, y que trastorna a la personalidad, quedándola sin recuerdos, es terrible y angustia, como bien dices, Sylvia.
EliminarMil gracias por tu compañía, preciosa.
Besos.
Mi preciosa, María… Emocionada… poco más puedo decirte… Un nudo en mi garganta…, y el alma inundada… Narrado con sentimiento y maestría…
ResponderEliminarBello y altamente emotivo… (Viví de cerca esa terrible enfermedad...)
Bsoss y cariños enormes, y muy feliz día, mi queridísima amiga 😘
Somos tantos los que vivimos de cerca esta enfermedad u otras parecidas, es la enfermedad de nuestros días, afecta a muchas personas mayores, y lo peor es que es progresiva y sin cura, mi preciosa Ginebra.
EliminarUn placer tu compañía, gracias siempre por estar.
Besos enormes con cariño y feliz tarde.
Hola María, leyendo este relato y con esa imagen, he vuelto a revivir el 25 de enero del 2017, cuando se fue mi mama, y aún no levanto cabeza, es como si se huviese llevado parte de mi... muy duro.
ResponderEliminarGenial, aún con el dolor por delante, pero así es la vida, querida María.
Un fuerte abrazo.
Lo siento mucho, mi querida Carmen, que hayas vuelvo a revivir con mi entrada lo que pasaste con tu mamá, imagino lo mal que lo habrás pasado, y que te haya quedado destrozada, es muy duro cuando te toca vivirlo tan de cerca, pero como bien dices, así es la vida.
EliminarMuchas gracias por tu compañía.
Un abrazo enorme.
Hola María.. Impresionante, por lo crudo, pero real, la vida nos da la espalda en ocasiones que son desgarradoras. Hay ocasiones que no se puede hablar, son palabras huecas sin sentido, los silencios son los que se imponen..
ResponderEliminarUn abrazo..
Tienes mucha razón, amigo llorenc, que a veces, no se puede hablar, solo los silencios son los que verdaderamente hablan desde dentro, y es que es muy cruda esta enfermedad, y que aunque es relato, es la misma o parecida realidad de algunas personas.
EliminarMuchas gracias por tu compañía.
Un abrazo.
...intenso...toccante..complimenti...
ResponderEliminarMuchas gracias por estar y por tus palabras, café.
EliminarBesos.
Mi bella alma gemela, decirte que tu carta me ha emocionado hasta límites insospechados. Hay algo más cruel que la muerte y es la muerte en vida. Aunque los roles se intercambien a lo largo de la vida... nuestro sentimiento de hija anula el sentimiento de madre hacia nuestra propia madre.
ResponderEliminarMuy bien narrada y perfectamente hilvanada dejando al descubierto el dolor.
Mil besitos para tu tarde, corazón.
Un relato inventado pero que puede ser tan real como la vida misma, mi bella alma gemela, y es que no solo la muerte es muerte, sino en la propia vida puede haber muerte cuando se llega a no tener recuerdos ni siquiera a conocer a tu propia hija.
EliminarMuchas gracias por siempre estar, preciosa.
Besitos enormes y feliz tarde, Auroratris.
Una historia trsite que encoge el corazón... Muchos ánimos para esa Olga que los necesita todos.
ResponderEliminarQué bueno volver a leerte, Re menor, un placer que estés aquí, preciosa.
EliminarLa verdad es que esta historia ficticia puede ser un caso de los muchos que hay en la vida misma.
Mil gracias por estar.
Besos enormes.
Tristísima historia por lo real que es.Sé mucho sobre el tema por propia experiencia y es muy doloroso y muy dificil de admitir.........sufre mucho más la persona que cuida que la persona enferma.Besicos
ResponderEliminarSí que es cierto que la persona cuidadora le afecta más, porque quién lo padece no se da cuenta por sus facultades tan deterioradas, y siento que lo hayas vivido tú, mi querida CHARO.
EliminarMuchas gracias por acompañarme.
Besos enormes.
Impresionante!
ResponderEliminarUn escrito para descubrirse... pero que penita...
Un beso enorme.
Un escrito desgarrador e impotente.
EliminarMil gracias por estar, Carmen.
Besos enormes, preciosa.
Yo siempre digo que quienes lo hemos vivido pasamos por dos duelos, el primero es cuando aquella madre, amiga y confidente se convierte en otra persona. Cuando piensas: esto se lo voy a explicar a mama....y te acuerdas que estas sola y que la mama eres tu. El segundo duelo, viene con la muerte, cuando aprendes a quererla con su nueva condición, a estar sumamente cerca un dia se van y dejan un vacio enorme. Emotivo y real, besos.
ResponderEliminarQué reflexivo tu comentario, mi querida MOLI, qué cierto lo que dices, cuando tu madre se convierte en otra persona y te preguntas ¿dónde está mi madre que esta no es? esa es una especie de muerte, como dices, y la otra cuando ya no está presente. Dos duelos distintos y sentidos desde el corazón rasgado.
EliminarUn placer tu compañía, preciosa.
Besos enormes.
Siempre consigues que empatice contigo. Es por tu forma de escribir. Desde luego que eres una bestia de la escritura.
ResponderEliminarEsta vez no he podido acabar con una media sonrisa ni siquiera. No es una carta para sonreír, y por ello debo darte las gracias: porque sé cuánto puede doler según qué cosas. Nunca me había puesto en esa situación, pero tú has conseguido que lo haga. Muchas gracias.
¡SALUDOS!
Para mí es un verdadero honor que mis letras hayan conseguido ponerte en esa situación, me halaga tu comentario, amigo Antoni, gracias de corazón por tus palabras, que me inyectan vida y energía.
EliminarUn placer que empatices conmigo, igual me sucede cuando te leo.
Mil gracias por tu compañía, y por la inyección de tus palabras.
Muchos besos.
Que duró es ver a un ser querido de esta forma. No tengo apenas contestación
ResponderEliminarUn beso enorme María, muy bien narrado
Es tan doloroso esta situación que lo piensas y no salen las palabras, mi querida Soledad.
EliminarMil gracias por tu presencia.
Besos enormes.
Es terrible lo que pasa Olga, como las personas en situación similar. Los familiares de personas con esas enfermedades pueden a llegar a tener problemas de salud.
ResponderEliminarTal vez la verdadera destinataria sea ella misma, expresando emociones que su madre no puede escuchar.
Un especial abrazo.
Como bien dices, amigo Demiurgo, es terrible esa situación en la que se encuentra la protagonista de este relato, que puede ser real, porque hay tantas familias que están en esa misma situación, con algún enfermo de Alzheimer, y lo peor es quién está al lado o cuidándolo saber que no reconoce a un hijo es horrible.
EliminarBuen planteamiento lo que dijiste sobre la verdadera destinataria.
Muchas gracias por siempre estar.
Un abrazo especial.
Con la salud suceden esas injusticias.
ResponderEliminarPor acá, es noticia la muerte de Debora Perez Volpin, una periodista a quien todos querían, que era muy agradable y simpática con todos, por un estudio que era algo rutinario. Había dejado el periodismo para dedicarse a la politica, para ayudar a los demás. Antes de asumir ya estaba trabajando. Y queda su familia para lamentarlo, como quienes fueron sus compañeros de trabajo.
Besos especiales
No hay excepciones para las enfermedades y la muerte todos somos iguales, a todos nos llegará algún día, lo que pasa que a veces la vida es injusta y es muy triste que una madre pueda ver morir a una hija, cuando la ha traido al mundo, se supone que por ley de vida, será la madre quién muera antes, pero en esta vida todo puede suceder, mi querido amigo Demiurgo.
EliminarNo conocía ese caso que me cuentas, gracias por compartirlo, siempre tan interesantes tus comentarios, y te agradezco hayas comentado nuevamente, un placer es para mí siempre leerte, gracias de corazón.
Besos muy especiales.
Precioso acto de contricción de una MUJER, HIJA Y CUIDADORA. Digno de ser tenido a mano para mostrar en consulta a los pacientes y a sus hijos cuando acuden a la consulta abrumados por la desesperación de la realidad. Felicidades por el atinado vuelo de tu pluma. Un beso
ResponderEliminarGracias por sentir esta entrada de esa manera, amigo Jandrés, pero en verdad, es digno de reconocimiento, quiénes se dedican a volcarse por amor a los pacientes que sufren estas enfermedades, que además, de sentirse desesperadas, por ver a su familiar de esta manera, lo hacen porque les sale del corazón, aunque no sean reconocidos por esa madre que les insulta, porque ha dejado de ser persona por su deterioro.
EliminarMil gracias por tu compañía.
Un beso.
La paciencia de Job, en pasta, y el sentimiento humano. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarEl sentimiento es el que gobierna, el más humano y humilde.
EliminarMil gracias por estar, amigo Carlos.
Un abrazo.
Hola María,con lagrimas en los ojos me ha dejado esta carta,mi madre tiene alzheimer y sé mucho sobre todas y cada una de esas palabras.
ResponderEliminarBesos y muchas gracias por escribir tan bonito aún en la tristeza.
Lo siento muchísimo, mi querida Fantasía, imagino cómo debes sentirte, y por lo que estoy viendo, hay demasiados casos, por desgracia, la terrible enfermedad de nuestros días.
EliminarMil gracias por tu compañía.
Besos enormes.
Preciosa carta a una persona que no entiende por causa de una de las enfermedades más terribles que existen hoy en dia. Una madre siempre es una madre y relatas a la perfección el horror que siente una hija ante la impotencia de la incomunicación y la impotencia.
ResponderEliminarUn saludo
Rhodéa Blasón
Una carta que aunque no haya llegado a su destinataria, está ahí escrita a lágrima viva, desde lo más profundo del corazón, y que sirva para desahogo y poder escuchar esa voz de impotencia y de desesperación ante tales circunstancias.
EliminarMil gracias por tu compañía, Rhodea.
Besos, preciosa.
Es una enfermedad tan cruel que hunden de verdad a las personas que les cuidan. Es compresible, ya no ser una misma es lo peor que hay.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo también estoy de acuerdo contigo, Carmen, que dejar de ser, es lo peor que puede haber, no poder reconocerse una misma y menos a una hija, es terrible.
EliminarMil gracias por acompañarme.
Un abrazo, preciosa.
¡Hola! Durísimo relato, me has dejado helada. Cruel destino es tener que pasar por eso, tanto para quién lo padece como para quienes rodean a esa persona ¡Qué duro es ver convertirse en un desconocido a los seres amados!
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Muy dura esta enfermedad que anula a la persona, que deja de ser ella misma, y que no puede reconocer los recuerdos ni a su familia, es terrible, mi preciosa Roxana.
EliminarMuchas gracias por estar.
Un abrazo.
A veces, la vida es una eterna cuesta arriba...
ResponderEliminarAsí es como dices, Manolo, qué duro se hace a veces, cuando ves que la vida es un camino de espinas y encuentras pocas rosas.
EliminarUn placer leerte, amigo mío.
Muchos besos.
Que tristeza. Sobre todo para los familiares.una tía sufrió de esa enfermedad. Su esposo la cuidaba pero pasaron cosas muy rudas. Ella salía corriendo en ropa interior de la casa gritando y diciendo que ese hombre era malo. Y el la regresaba a casa amorosamente, muy difícil. Excelente relato. Besos
ResponderEliminarOtro caso cercano, el que nos cuentas, Jova, estoy viendo hay bastantes, qué terrible debió ser para tu tio y en cambio él con esa ternura, sí que es muy dificil no perder la paciencia, mil gracias por compartirlo, preciosa.
EliminarMil gracias por estar.
Besos.
ufff duro relato, pero te salió excelente y es muy interesante.
ResponderEliminarMe gusta esta otra faceta de tu escritura
Beso!
Muchas gracias por tu opinión, y me alegra te guste este cambio nostálgico de letras, amigo Frodo, pero a veces, salen así los textos desde lo más profundo de las entrañas.
EliminarMil gracias por tu compañía.
Un beso.
uuuufff amiga por favor que dolor yo no lo he vivido pero debe ser un cruz espantonsa mas si se trata de tu spadres pero has descrito los sentimientos a flor de piel magistral trabajo muy duro amiga muy duro , te felicito, un beso grande desde mi brillo del mar
ResponderEliminarMe alegra que no lo hayas vivido, mi querida amiga Beatriz, porque es una experiencia terrible, aunque es el mal de nuestros días, y todo puede suceder en esta vida, por lo que dicen, cada vez hay más casos, porque hay más esperanza de vida.
EliminarMuchas gracias por estar.
Un beso enorme.
Duele mucho María. Duele ver que ya no es la misma persona. Duele ver como cambia completamente su personalidad. Duele ver como ella misma en las primeras etapas se da cuenta y te dice...que me está pasando..
ResponderEliminarDuele....duele el alma.
Besos María.
Así como tan bien lo has descrito, amigo mío, duele el alma, y todo, al ver cómo tu familiar va dejando de ser persona para dejar de reconocerse/te, terrible, lo peor que puede suceder en esta vida.
EliminarMil gracias por tu compañía, Vicente.
Besos.
Como bien dices una enfermedad que nos arrebata lo verdaderamente humano. Una preciosa carta tintada de dolor y de impotencia. Gracias por participar. Un beso
ResponderEliminarUn placer haber participado, una vez más, en tu propuesta, María José, siempre tan interesantes las que propones, me encantó, muchas gracias.
EliminarGracias por estar.
Un beso.
Jo...has hecho que se me salten las lágrimas. Qué duras son las enfermedades y más las del olvido...qué dolor en el alma. Besos
ResponderEliminarSuspiro... y te digo que es muy duro para quién le toca vivir esta experiencia, mi preciosa Emma, muy duro, terrible.
EliminarMil gracias por tu compañía.
Besos.
Una historia muy triste la que nos cuentas Maria, esta es una enfermedad terrible, que los aleja de la realidad y hace sufrir a los que están a su lado.
ResponderEliminarMucho dolor se encierra en esta carta.
Besos María.
Puri
Así es, mi querida Puri, mucho dolor en estas palabras, impotencia, rabia, desesperación, y más, porque es muy duro para quién le toca sufrir esta terrible experiencia o parecida.
EliminarMuchas gracias por estar.
Besos.
Jolín, espero no pasar por eso. Ni hacer pasar yo!
ResponderEliminarMuchos besos María :)
Esto no se sabe, la vida, la enfermedad, la muerte, está para todos, a unos más que a otros.
EliminarUn placer volver a leerte, amigo Gumer.
Muchos besos.
Duro relato. Desgraciadamente cada día hay más familias sufriendo esta enfermedad que borra todo signo de una vida familiar. Lo siento, siento de corazón este sufrimiento. Un abrazo enorme a todas las personas que tienen que pasar de ser hijas, a ejercer de madres de o padres de sus progenitores. Seguro que este relato sirve para que otras personas se den cuenta que no están solas y que como ellas sufren, hay muchas más personas con la misma enfermedad.
ResponderEliminarBesos Dulce María
Un relato que es la misma vida para algunas personas que lo están sufriendo, terrible enfermedad la que deteriora la personalidad y además, es cruel para quién está cerca, hacer de cuidador, de padre, madre... y lo peor ver que tu madre no te reconoce... ¡terrible!
EliminarMil gracias por tu siempre estar, mi querida Isa.
Besos enormes.
mi madre murió con alzheimer. ella a veces tenía ráfagas de lucidez y nos reconocía pero la mayor parte del tiempo creía estar en una casa extraña y hacía todo lo posible por salir. por tal motivo vivíamos encerrados y sin recibir a nadie. tiempos difíciles.
ResponderEliminarbesos.
Lo siento mucho, amigo DRACO, es muy triste tu experiencia, te agradezco lo hayas compartido, como los demás que también lo han compartido, por desgracia tantos casos en la actualidad, y cada vez más por la esperanza de vida, cada vez morimos más mayores.
EliminarMuchas gracias por tu siempre compañía.
Besos enormes.
El dolor se derrama sobre el mundo cubriendo por completo y solo los corazones sinceros crean poesía entre tanto dolor.
ResponderEliminarMaravilloso relato amiga María, tu talento y magia en inmensa, abrazos.
Un placer volver a leerte, mi querido amigo Jorge, aunque siento que haya sido en este relato tan triste y dramático, en el que las palabras se convierten en lágrimas y desesperación, muchas gracias por dejarme tus palabras.
EliminarGracias por seguir estando.
Abrazos.