Después de un largo paseo con su perro, Ataúlfo, se sentó en un banco enfrente del río, como cada día tenía por costumbre. Su mente estaba poblada de nubarrones. Sus ojos invadidos por la niebla miraban al cielo.
No dejaba de pensar: "Si aquel día me hubiera declarado a Pascasia, mi vida hubiera tomado otro rumbo. Pero no tuve valor. Fui un cobarde. La dejé marchar. No me lo perdonaré jamás. Mi vida desde entonces es una cárcel teñida de amargura".
El cielo, dibujado de nubes doradas... impregnaba el universo de magia y ensoñación... creando constelaciones poéticas... brotando un canto de esperanza... despertándose la tormenta...
El lenguaje del firmamento intentaba hablar con Ataúlfo, pero él no dejaba de lamentarse. Las nubes negras de su mente le oscurecían el pensamiento.
Los ojos de Ataúlfo seguían mirando al cielo. Pero él no podía ver su belleza porque estaba ciego.
Más relatos en el blog de "Somos artesanos de la palabra"
María
Hoy te he visto y se me ha abierto el apetito en mis adentros ya que hay palabras que nos ofrecen entusiasmo; quizás sea la lujuria mal criada la que se aúpa desbocada y encadenada a tus letras a tu mente y a tu savia.
ResponderEliminarOh será, una nueva aurora que aflora a mis sentidos abriéndome lo ético y sagaz que se ocultaba sin piedad, haciéndonos crecer en la esperanza, hasta rebosar nuestras ilusiones entre sonidos tranquilizadores los que salpican de tus letras las que silban en mis oídos, sus notas musicadas, dejándome, despejado y anhelante, para unirme a las páginas de un libro esparcidas por sus hojas y, unas manos anhelantes y sagaces de esa felicidad que nos ofreces y que salpican de tus versos y plegarias apoderándose de nuestra subsistencia humana tan necesaria para nuestro intelecto y quizás podamos subsistir a las miserias, mientras su mente la cubre y siga dando llamas o quizás, llamaradas las que salgan del fruto de tu alma, para acompañarte en este paseo terráqueo e incoloro el que necesita de tu aplomo para escudriñar entre tus letras, lo asequible y pacifico de ellas, las que nos ofreces dentro de tu sapiencia; aplacando nuestra mente con el murmullo del aire oloroso y exquisito que se escapa de ellas, ya que tus pensamientos están hechos de letras, renglones asequibles a la siembra, sabroso manjar para la especie humana.
Un abrazo
Un texto de amargura y lamentación, para desvelar ese estado febril, de cuando se rechaza una amor, a pesar de quererlo. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarTantas vezes a cegueira e a surdez nos afasta de coisas boas.
ResponderEliminarTambém se deve considerar o tempo de cada para dar ou receber
Lindo texto.
Boa noite pra ti,cara Maria.
El final... Muy tierno.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un relato precioso, me encanta cómo escribes. Está claro que en el amor no hay que ser cobarde para no tener que arrepentirnos nunca Besicos
ResponderEliminarPensaba que la niebla era emoción y no, es algo permanente.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos.
Cuántas oportunidades se han perdido por no atreverse...
ResponderEliminarUna pena.
Besos.
Una vez leído tu texto. Te doy las gracias por tu visita y comentario en mi blog. Acabo de contestar, al asunto que me has propuesto, en el comentario que me has hecho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ataulfo es un buen personaje, y su ceguera sería transitoria ... podría mirar por la caricias que en ese momento debía estar recibiendo.
ResponderEliminarAl parececer no podre seguir participando, he sido censurado por artesanos de la palabra.. pero entiendo que su blog no es para adultos. Así que te dejo un enlace.
Jugar a las “nubes y lluvia”, yün-yü, metáfora del acto de copular, es un tópico de la literatura erótica china que se utilizó por primera vez en un poema de Song Yu (siglo iii a. de C.) –“Soy nube del alba cuando amanece, y lluvia que cae al atardecer”– y una imagen que en sus orígenes identificaba los óvulos con las nubes y las secreciones vaginales de la mujer y la emisión de esperma del hombre con la lluvia.
https://adoquines-mojados.blogspot.com/2024/10/verso-largo.html
No hay peor tormenta que aquella llevamos dentro de nuestra mente.
ResponderEliminarNi las peores nubes son tan dañinas como esas que no se ven pero se sienten.
Un texto muy tierno, a la vez que reflexivo, siempre hay que decir aquello que sentimos, dejarlo para luego, puede ser tarde.
Un besote grande.
Y vamos a poner una nota de humor, María, los nombre de los personajes, chapo, jajajá, muakkkkkkkk
El final me dejó sin palabras, pues supongo que su ceguera era del momento por su tristeza, por esas nubes oscuras que poblaban su mente.
ResponderEliminarMe encantó tu historia, muchas gracias por participar de nuestro desafío.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Es una clase de cobardía que puede ser frecuente, el no saber, no poder decir esas palabras. Y así queda una soledad no deseada.
ResponderEliminarTanto para no saber las señales.
Toda una prosa poética.
Besos.
Amiga, en tus últimos textos incorporaste otro tipo de elemento literario que sin dudas te va muy bien. Hay una gran sensibilidad en esta prosa que contiene, no sin un toque de sorpresa, cierto dramatismo y una reflexión sobre el pasado cargado de amargura por lo que no ocurrió, o peor, por lo que no ocurrió por no tomar la decisión en su momento. Creo que esto es bastante real, es algo muy común en el ser humano, no sólo no tomar las decisiones en el tiempo justo sino también en arrepentirse luego por no haberlo hecho.
ResponderEliminarGran metáfora la ceguera para no poder ver el cielo, inalcanzable, como lo que no tuvo.
Un abrazo.
Tormenta dentro y tormenta fuera... qué pena tener luego que lamentarse...
ResponderEliminarUn relato que abre los ojos a las nubes que nos atraviesan.
Aquí no para de tronar, por cierto ;)
María, te mando un beso
doble ceguera. aparte de la ceguera física, ataúlfo no pudo ver lo que le convenía en el tema del amor.
ResponderEliminarun beso.
Curiosos nombres de los personajes, y aunque no pudiera ver ese paisaje oscuro de nubes, estoy seguro que podía sentirlo.
ResponderEliminarBesos dulces María.
Es que hace falta mucho valor para declararse a una chica que se llama Pascasia, aunque luego resulte ser un pedazo de pan.
ResponderEliminarBesos.
Eso no se haceee!!!! Leía todo tan bonito hasta que me hiciste poner la boca como una O grandota...que ganas de sorprenderme siempreee...te quedo de lujo este relato mi querida...besosososososos sin nubarrones
ResponderEliminarMomenti di grande riampianto, in cui ci si estranea completamente dalla bellezza della natura.
ResponderEliminarUn caro saluto Maria
Desgraciadamente el pasado no tiene regreso y hay que aprender a pasar página. Un abrazo!
ResponderEliminarOlá, tudo bem?
ResponderEliminarÉ difícil se perdoar por algum erro do passado e ouvir as novas vozes que nos querem falar. Mas é muito necessário que estejamos bem com nosso passado.
abraços.
Las peores tormentas tienen lugar, en ocasiones, en nuestra cabeza! Y a menudo los espesos y negros nubarrones no nos dejan ver más allá! Un abrazote!
ResponderEliminarNos pasa mucho y en muchas situaciones, no vemos, no queremos ver.. estamos ciegos sin estar ciegos y sordos sin estar sordos... A no ser que la ceguera no fuese metafórica, entonces, sí, estamos ciegos :)
ResponderEliminarNo hay peor lamento que el de arrepentirse por algo que no hiciste, es un puñal al alma y un vacío que no se llena fácilmente... Que triste cuando no puedes ver la belleza que te rodea, nubes de melancolía...Bello relato! Besos por ahí!
ResponderEliminarMejor no preguntarse " y si?".... primero porquè ya no tiene remedio y segundo, porque nunca sabremos qué hubièra pasado o cómo habría sido la vida después.
ResponderEliminarBien relatado, un saludo ;)
No hay peor ciego que el que no quiere ver, y a veces ni siquiera somos conscientes de que no estamos queriendo ver. En esa ignorancia es difícil salir del victimismo.
ResponderEliminarPor otro lado, de poco sirve vivir lamentándonos por lo que hicimos o dejamos de hacer. Se nos va toda la energía en luchar contra algo que ya fue y no nos queda ninguna para enfrentar lo que puede ser.
Besitos
María, la historia que nos dejas es muy realista, refleja tantas historias, que por cobardía, pudor o dejadez no lograron encontrar el amor, perdieron la oportunidad de compartir la vida...Ataulfo está triste, no puede ver y sentir los mensajes de ese cielo dorado, que le envía su esperanza...Mi felicitación por tu claridad y sensibilidad, amiga...Permíteme que le recuerde a Ataulfo, que cada día empieza la vida, que vamos evolucionando y que seguro que el cielo escucha su pesar y le dará de nuevo otra oportunidad para ser feliz...Nada permanece, todo cambia y evoluciona...
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y admirado por tus buenas letras, María...Y feliz noviembre, que ya llega.
jajaja Ataulfo... Teodiselo y Sisebuto ... jajaja Los reyes Godos ...y despés.. ¡Pascasia! perooo...Mi querida MARIETA ¿ cómo se te ocurrió en un texto tan melacólico, introspectivo y lleno de nubes preciosas, plantarles a los protagonistas semejantes nombres? para quitarle dramatismo al momento ¿ verdad? jajaja la imagen del banco es preciosa y está estupendamente acompañadas de tus letras.. perdóname por reirme de los nombres, me salió del alma , sé que me disulpas este exceso de confianza, así que gracias por esta sonrisa que me has dibujado al leerte, no veas lo bien que sienta...Muaks! bonita, un besazo enooorme y un abrazo para el pobre de Ataulfo.. cachis! ; )
ResponderEliminarque hubiera sido .. si hubiera realizado aquella cosa que dejamos pasar ??? el destino lo teniamos marcado ... debíamos tomar otro camino ... no se si mejor o peor ... solo .. diferente
ResponderEliminarAy esos momentos en que nos reprochamos el haber hecho o no... el dolor y la tristeza.
ResponderEliminarMuy melancólico pero precioso.
Un besazo!
Ataulfo... está ciego, sí, sus ojos miran al cielo, pero no puede ver la belleza de las nubes. Pero Ataulfo ve con los ojos de su alma, con su refinada sensibilidad y creo que lo que ve es precioso para él... ¡porque puede ver lo que la gente normal no es capaz de hacer!
ResponderEliminarMuy bonita tu historia María. Me encantó!
Un beso inmenso.
es mejor arrepentirse de hacer algo que de no hacerlo y quedarte con la duda... pero bueno, de todo se aprende.
ResponderEliminaren días en los que todo falla, debemos agradecer al menos poder disfrutar de placeres sensoriales como ver un bonito paisaje, escuchar el mar o el viento...
besos, maría!!
No he leído los comentarios, pero no faltará el que afirme que es mejor arrepentirse de algo y hacerlo, en vez de quedarte con la duda. Todo quien lo haya dicho, comparto su opinión. Si no actúo, la duda no me va a dejar tranquilo un segundo. Hablo de esas dudas quemantes, que tienen el potencial de cambiar vidas. No de las "duditas" jaja Va un abrazo, Dorada.
ResponderEliminarA veces es necesario mirar al cielo con otros ojos que nos permiten aclarar los pensamientos y despejar nubarrones, lo que no debe resultar fácil, pero si no se intenta...
ResponderEliminarMe ha gustado el tono atormentado del cielo particular del protagonista, roto por el desamor.
Felicidades.
Hola María, una historia triste y profunda. Ataulfo quedó atrapado en sus nubarrones que le impedían ver. Pero si corazón siente más allá de las nubes. Muy bonito relato. Un abrazo
ResponderEliminarLo peor no es haber perdido la oportunidad, es quedarse colgado con ella...Además vete a saber lo que hubiera pasado. El pasado no se puede cambiar, pero el futuro si.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato, nos hace pensar y no hay nada mejor que mover las neuronas.
Gracias María, un abrazo
Hola, hermoso relato, has podido enhebrar muy bien la idea de las nubes con tu texto. Gracias por participar. Un abrazo, Rosana
ResponderEliminarPobrete!
ResponderEliminarLas cosas hay que hacerlas en su momento, porque te pueden salir mal, pero al menos te queda la tranquilidad de haberlas hecho.
Bien tratado el tema, como siempre
Besos María
No me gustó el final pero eso ya es muy mi opinión, todo lo demás muy bonito y así.
ResponderEliminarCuando el corazón se nublado, oís ojos no pueden ver más que tristeza y añoranza. Triste historia. Un abrazo
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