De Antonio:
Tú no eres poesía… María.
Tú eres la esencia pura
Del comienzo del verso.
Cual pensamiento, los dedos se deslizan
Entre sonrisas y alguna lágrima,
Por el teclado negro de nuestras vidas.
Que nunca se rompan las cuerdas de tu guitarra.
Que nunca se agote el sonido que penetra en mi alma.
Que nunca se extinga la luz que mana de tus ojos.
Que nunca se vea la tristeza en tu corazón,
Que incansable nos hace volar, como pajarillos
Ayudándonos a cruzar el bosque
Impenetrable de las palabras.
Tú eres, más que poesía.
Eres caudal de sueños
Ilusiones que almacena mi alma.
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De Ariel:
Es a tu mundo apasionado al que pides que uno vaya a sumergirse en todos tus contornos y en tu centro.
Eres un mundo convexo con las sinuosidades de tus labios, de tus pechos, de tus piernas, de tu espalda.
Eres un mundo cóncavo en la calidez de tu boca donde se aloja tu lengua indiscreta, o cuando ahuecas la palma de tu mano para asir, o en la cavidad húmeda de tu vientre en el lugar exacto en donde se deslizará la espada masculina.
Eres esos dos mundos y uno más amplio que es el de tu mente que los aloja, que los piensa, que los expande o los contrae.
Todo eso eres.
Eres caricia y rincones blandos, dulzura y refugio.
Eres única.
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De Demián:
Mujer de perlas fundidas en el mar de las letras.
Mujer de perlas fundidas en el mar de las letras.
Mujer oceanica tras el devenir de los tiempos y su bravura.
Mujer incienso, curando las heridas del alma tras su aroma.
Mujer por sobre todas las letras, presente.
Tu poema bordea el infinito.
Eres Musa inspiradora.