lunes, 30 de septiembre de 2024

"Cumpleaños"



Ya no podemos hacer aquel viaje que tanto deseabas hacer conmigo. ¿Te acuerdas? Querías ir al Caribe. Disfrutar de sus playas, de su mar, de su belleza. Los dos juntos de la mano paseando. ¡No! Ya nunca podré hacerte ese regalo.

Al principio, no fuimos porque no me alcanzaba el sueldo. Después, cuando tuve un trabajo decente, no pudimos ir, por falta de tiempo. Mi nuevo trabajo requería mi total dedicación y responsabilidad. Y, cuando, por fin, tuve unos días de vacaciones, tu salud empeoró. Siento tanto que tu deseo se quedara en el aire sin cumplir. No me lo perdonaré jamás.

Hoy, en tu cumpleaños, te regalo rosas. Pero ya no las verás. No podrás disfrutar de su aroma, ni de su belleza. También te regalo un poema escrito con el corazón que quedará grabado en tu tumba. Tampoco lo leerás. Tal vez, cuando yo me vaya contigo, allá donde estés, podamos, por fin, disfrutar de ese viaje que quedó pendiente. 


Juntos tú yo de la mano en el alma

volaremos hacia el universo de los sueños

nos encontraremos para viajar

hacia las playas de ensueño

amándonos eternamente.


Tuyo, siempre, tu amado


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María



lunes, 23 de septiembre de 2024

"Cartero"




Al abrir la puerta de mi cabaña me encontré en el suelo con tres sobres enumerados. A mí me extrañó encontrarme con aquello. Los cogí y me dispuse a abrirlos. 

En el primero de ellos había un papel escrito con tan solo dos palabras: ¡Te quiero!. En el segundo había una frase más larga: Te espero a las doce de la noche en paseo del río. Y en el papel del tercer sobre ponía: No me falles.

Yo me quedé un tanto pensativa. ¿De quién podría tratarse? Porque no había ninguna firma ni ningún nombre. Así que tendría que esperar a esa hora para averiguar de quién se trataba. La curiosidad me intranquilizaba. Eran ya las doce menos diez cuando salí de la cabaña para dirigirme al paseo del río. Estaba cerca. Al llegar allí no había nadie. El silencio me asustaba. Esperé unos minutos. Hasta que de repente escuché el chasquido de unos pasos pisando las hojas secas de los árboles caídas en el suelo.

En ese instante, unas manos cubiertas con unos guantes me taparon los ojos. Yo grité. En ese momento alguien me colocó una venda en los ojos. A lo que yo pregunté: ¿quién eres que te siento tan misterioso? 

Una voz masculina respondió: ya lo sabrás a su debido tiempo. Tienes que venir conmigo, tenemos que andar un poco, solo son unos kilómetros. Agarrate a mí, que yo te dirijo. 

Yo le dije: Por favor, quítame la venda, quiero saber quién eres, qué es lo que quieres de mí, a dónde me llevas. No reconozco tu voz. Díme quién eres.

Al llegar a donde estaba el vehículo, me hizo adentrarme en él, después de atarme las muñecas. 

No te haré nada si te estás quieta. Me dijo.

Yo estaba muy asustada. No entendía nada. Parece que estaba viviendo una pesadilla. Me aterrorizaba el desconocimiento de toda aquella situación que no podía controlar. 

Me debí quedar dormida en el vehículo. Solo se que al despertarme pude ver a un hombre con el rostro completamente desfigurado.

Al instante, comprendí la razón de todo aquello. Mi expareja a quién le habían condenado a diez años de prisión por malos tratos hacia mí, se había escapado de la cárcel.   



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María


miércoles, 18 de septiembre de 2024

"Testimonio de un gato"



Miau. Soy Zen. Un gato siamés simpático, travieso, curioso y muy patoso, lo reconozco, pero es que soy un niño, y yo solo quiero jugar, y descubrir cosas nuevas. Aunque sé que lo único que hago es romper todo lo que se me pone por delante. Ana me riñe y me dice que no hago más que hacer picias, que estoy quedando su casa sin ajuar, así que la mujer ha decidido quitar casi todos los objetos decorativos.

Hace un rato he roto un jarrón precioso que estaba encima de la mesa del salón. Aunque cuando yo sea mayor Ana comprará otro, pero sé que ya no será lo mismo, porque era un preciado recuerdo de su madre. Y ayer ¡zas! caí al suelo un cisne de china donde Ana guardaba los caramelos. La verdad es que lo hice añicos. Pero qué bien me lo paso haciendo trastadas. Jamiaujamiau.

Me encanta subirme en la mesilla de la habitación de Ana, para jugar con la lámpara. La he caído un montón de veces. ¡Pues sí que resiste! aunque ya está medio ladeada, creo que poca vida la queda. Jamiaujamiau.

Lo que más me apasiona es ir al baño para desenrollar el rollo del papel higiénico, lo arrastro por el suelo de todas las habitaciones, y lo rasgo. ¡Cómo disfruto!. Jamiaujamiau.

Me divierte jugar al escondite. Algunas veces me meto dentro del armario. Ana se pega cada susto, cuando no me ve, me busca por toda la casa, hasta que se le ocurre abrir el armario, y allí me encuentra debajo de su jersey. Jamiaujamiau.

Lula no quiere jugar nunca conmigo, es una gata muy aburrida, ya es muy mayor y solo quiere dormir. Siempre que corro tras ella se enfada conmigo enseñándome sus dientes y arañándome. Yo quiero abrazarla pero ella no quiere, es muy arisca. Jamiaujamiau.

Por la noche, la hora de dormir es una auténtica odisea porque los dos queremos dormir con Ana. Lula tumbada invade la almohada pegando en su cabeza. Yo me enrosco entre sus brazos. Lula se enfada y me pega porque solo quiere estar ella. Así que no dejamos dormir a Ana. ¡Qué paciencia tiene con nosotros la pobre!. La de arañazos que recibe como recompensa por nuestro amor tan apegado. A pesar de todo, Ana es un encanto, nos mima con todo cariño y todos los días nos regala chuches. No importa que haya sido travieso, a mí también me los dá. ¡Qué ricos están! Miau.



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María


miércoles, 11 de septiembre de 2024

"Vacío existencial"

 


Sonia se casó embarazada a los dieciocho años. Dedicó su vida por completo a atender a su familia. Ahora sus hijos ya no la necesitaban. Se sentía sola. Su matrimonio había sido un auténtico fracaso. La vida rutinaria del día a día la aplastaba. No tenía ilusión por nada. Se sentía vacía, desconectada de la vida. Como si no tuviera lugar en ella. Nada tenía sentido para ella. Nada le hacía feliz. No se cuidaba. No se arreglaba. Todo le daba igual. No sabía cómo llenar su existencia ni cómo cambiar aquella situación tan rutinaria. En algún momento se había planteado escapar. Huir. Salir de esas cuatro paredes que le conducían a la triste monotonía. Pero no se atrevía a dar ese paso. Parecía que estaba atrapada dentro de un túnel oscuro sin salida.

Aquella mañana Sonia acompañó a Ricardo al Hospital. El especialista tenía que informarle de los resultados de las pruebas que le hicieron hace unos días.

- Buenos días -saludaron ambos al médico.

- Buenos días. Siéntense por favor. Ricardo ya tenemos los resultados de las pruebas. El diagnóstico es principio de Alzheimer -le dijo el especialista-

Sonia no daba crédito a lo que estaba escuchando. Se quedó bloqueada mirando fijamente al médico con los ojos abiertos como platos. No le salían las palabras. Quería preguntarle un montón de cosas para informarse. Pero de repente se quedó muda. Sus piernas temblaban. Su corazón acelerado a mil. Pero lo peor era su vida que ahora se apagaba del todo para siempre.



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María