Hugo y Daniella mantenían desde hace unos años una bonita relación de amistad. Se conocieron a través de las redes sociales. Y cada día a la misma hora se conectaban frente a las pantallas del ordenador y del móvil para charlar durante unas horas.
Los dos querían dar un paso más: conocerse en persona. Hugo vivía en Madrid y Daniella en Colombia, pero todos los años viajaba a Santander a ver a sus padres. Por lo que, planearon un encuentro en la puerta de una cafetería de dicha ciudad.
Y allí llevaba una hora esperando Daniella, sentada en la terraza, cuando, por fin, vio aparecer a un hombre de aspecto delgado y desaliñado, con una mochila en el hombro y una visera en la cabeza. De lejos no le parecía Hugo, pero a medida que se iba acercando vio que era él. En principio no le causó buena impresión.
Ambos se saludaron friamente:
- ¡Hola, Daniella! soy Hugo, perdona la tardanza.
- ¡Hola! No te preocupes. -Respondió ella.
Qué decepción se había llevado Daniella, nada que ver con lo que enseñaba en la pantalla, y con lo que decía ser: un ejecutivo. Las apariencias no le mostraban así.
- ¿Qué te parece si vamos a dar una vuelta? -le dijo él.
- Como quieras. -Respondío Daniella.
Cuando iban caminando y charlando por las afueras de Santander, dos jóvenes se cruzan delante de ellos acercando una navaja a Hugo en el cuello.
- ¡Quieto! o te rajo. ¡Dadnos todo lo que tengáis!
Daniella no daba crédito de lo que estaba sucediendo, asustada y nerviosa, por lo que pudiera pasarle a Hugo, entregó todas sus pertenencias: un bolso con bastante dinero, el reloj, joyas de oro, el móvil. Hugo les hizo entrega de la mochila. Y en ese momento, los ladrones se echaron a correr.
A Daniella le entró un ataque de ansiedad, por lo que, se tuvo que ir a casa. Hugo le dijo que iría a comisaría a denunciarlo. Nada de eso hizo. Donde se dirigió fue a la playa en busca de los maleantes. Y allí estaban sentados esperándole:
- Colegas ¿cuánto habéis conseguido? les preguntó.
- Toma tu mochila - le dijeron a Hugo.
Los asaltantes eran amigos de él. Hugo no era un ejecutivo de la Calle Princesa. Era un estafador de los suburbios de Madrid.
María
Buen trabajo, felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bien que te haya gustado, Rafael. No te creas que esto de escribir relatos se me da mal, pero lo he disfrutado escribiendo, que de eso se trata, además, como lo acabo de hacer, lo leo y voy cambiando las palabras jajaja.
EliminarUn abrazo.
Hijo de puta ...
ResponderEliminarentenderé, que
no publiques
mi comentario,
es que no me
salió otra cosa,
encima , a una
mujer .... .
Los hay así, Orlando, por desgracia, en la vida real, hombres, si es que se les puede llamar así, que se dedican a engañar a las mujeres, haciéndose pasar por lo que no son, y en realidad, lo que buscan es otra cosa, nada que ver con la amistad, sino "joder" al prójimo.
EliminarUn beso.
😚😚
EliminarComo bien lo dices existen estos canallas. Danielle cuando se le presentó de manera tan opuesta a lo esperado, debió no aceptar la invitación, se hubiera salvado de un muy mal rato.
EliminarOrlando gracias por comentar.
EliminarUn beso.
Anónimo, tienes razón en lo que dices, si ella le vio tan misterioso, no tenía que haber aceptado la invitación de ir a dar un paseo por las afueras, porque mira lo que pasó después, salió trasquilada.
EliminarBesos.
Maria como bien lo dices mala gente existe. Danielle cuando Hugo se le presentó con aspecto opuesto al mostrado debió sospechar, no aceptando la invitación a salir. Pero cayó en la trampa.
ResponderEliminarAnónimo no sé si eres el mismo de antes, porque tu comentario es parecido, pero bueno, te respondo igualmente, qué fácil es caer en la trampa cuando te esperas que la gente es buena, y luego te llevas una decepción.
EliminarBesos.
Sí, estas cosas pasan. Hasta hay algunos que se hacen pasar por Brad Pitt... y consiguen robar el corazón... y las perrillas... Porque al final todo va de los mismo: estafar a incautos.
ResponderEliminarPero es que vivir una ilusión, un enamoramiento te llena la sangre de ambrosía, te hace flotar, volar entre las nubes... ¿Y qué me importa si no es Brad Pitt? Yo lo creo, y me basta. Aunque... ¿me ciega tanto el amor como para dárselo todo...? No sé... quizás debería poner los pies en la tierra y pensar que sigo sólo... sin nadie que me ilusione.
Qué difícil es tratar de racionalizar el sentimiento más irracional que hay...
En la vida hay hombres estafadores que intentan conquistar el corazón de las mujeres con el único fin de aprovecharse de ellas de la manera que sea, y como dices, Manolo, no les importa hacerse pasar por famosos, y la gente inocente caen en la trampa. Y yo pienso ¿cómo pueden creer que se ha enamorado un famoso de ellas? ¿tan inocente puede llegar a ser una mujer u hombre como para caer en ese engaño? hay cosas que no las puedo llegar a entender. Tal vez estén tan solos que se aferran a cualquier chantaje emocional, ilusionandose con mentiras aunque tal vez se den cuenta pero no les importe. No sé me cuesta creer estas cosas. Mira que yo soy soñadora, pero se que hay que tener los pies en la tierra.
EliminarBesos.
Lo triste de la historia, es que puede ser bien real.
ResponderEliminarBesos.
Así es, Alfred, puede ser tan real como la vida misma, y tantas mujeres que caen en esa red de engaños.
EliminarBesos.
Un texto donde la decepción es máxima cuando crees conocer a esa persona y la ves y no es la misma , ya en su aspecto dejó que desear.
ResponderEliminarLa vida nos enseña que hay gente buena y otra no tan buena, pero ellos mismo se delatan.
Un besote mi querida María.
Todos somos buenos y malos, no somos santos, pero otra cosa muy distinta es intentar engañar a alguien de esa manera tan vil, como para hacerse pasar por lo que no era, cuando lo que intentaba no era conocerla, sino atracarla a través de los amigos, un juego sucio, muy sucio, jugando con los sentimientos.
EliminarUn beso enorme, mi querida Campi.
Me llamó la atención de que se llamara Daniella, en lugar de Daniela.
ResponderEliminarElla quedó decepcionada y tenía motivos para estarlo, aunque no la apariencia.
Internet, una herramienta para encuentro pero también para estafadores. Tu relato lo represanta muy bien, cumpliste con los 5 elementos.
Besos especiales.
Encontré ese nombre en internet, con dos eles, y me gustó, Demiurgo, ¿a tí te gusta más con una ele? Ella imaginaba un encuentro totalmente distinto a lo que fue en realidad, una estafa en toda regla, pobre Daniella, además de sentirse engañada y manipulada, fue estafada y robada, y terminó mal, con un ataque de ansiedad, no me extraña nada. Así es, como bien dices, en internet abundan los estafadores, no solo en la vida de fuera, hay que tener mucho cuidado.
EliminarBesos especiales.
hay que tener cuidado con los engaños por internet. supongo que a daniella le dio mala espina hugo nada más verle, y no sólo por su vestimenta diferente a la imagen que se había formado de él. y es que cuando alguien lleva malas intenciones, el lenguaje corporal envía señales.
ResponderEliminarmuy buen relato, maría. besos!!
Qué cierto lo que has dicho, chema, que el lenguaje corporal dice mucho de las intenciones, por la expresión, el aspecto, la mirada, y tantas cosas más, así que no fue lo que ella esperaba, que se imaginaba todo lo contrario, qué pena que ocurran estas cosas, cuando los engañados son ellos mismos, porque a la larga terminan pillándoles.
EliminarBesos.
Sí, se lleva mucho.
ResponderEliminarSalud.
Es la moda del siglo XXI, Erik.
EliminarBesos.
Y pasan cosas peores cuando no se conoce bien a alguien, por suerte en este caso solo fue un robo y nada más que lamentar. Imagino que luego de esa mala experiencia Daniella sacará enseñanzas.
ResponderEliminarBesos dulces y dulce semana, María Dorada.
Dice un refrán que se suele tropezar varias veces en la misma piedra, y sí que es verdad ese dicho, porque el ser humano es así, tropieza y sigue tropezando, ójala sirvieran de experiencia, para no volver a caer, las cosas que nos da la vida.
EliminarBesos. Dulce.
Haha, qué final. Un estafador de Madrid.
ResponderEliminarConejo, parece que te hizo gracia ese final ¿eh? jajaja.
EliminarUn beso.
Un malnacido más, de los que aspiran a vivir del cuento. Lo peor es que muchos lo consiguen.
ResponderEliminarBesos.
Eso es lo peor, Macondo, que muchos lo consigan, parásitos que viven de los demás.
EliminarBesos.
Olá, querida Maria!
ResponderEliminarPerfeito acontecimento bem atual, golpistas estão aí a nos rondar para fazerem exatamente o que fez Hugo.
Que sejamos livres de tais investidas!
Tenha uma nova semana abençoada!
Beijinhos fraternos
Estafadores los ha habido y habrá siempre, pero cada vez son más los que lo hacen a través de internet, que intentan camuflarse detrás de la pantalla para ir luego a la acción desde afuera.
EliminarBesos enormes, querida Roselia.
Muy buena historia e integrado todo. Desgraciadamente más realista de lo que nos puede parecer. Hay que tener mucho cuidado en estas relaciones a distancia.
ResponderEliminarUn saludo
No nos podemos fiar de las personas que creemos que son buenas, al final, son las que resultan ser lobos con piel de cordero.
EliminarBesos, LUFERURA.
No me extrañaría que fuera real.
ResponderEliminarAsí está el mundo, cada vez más delincuencia y más sofisticada.
Totalmente cierto, TORO, estas cosas están a la orden del día.
EliminarBesos.
Qué verdad que es que no hay que fiarse de las apariencias, ni de lo que nos digan tras una pantalla. Desgraciadamente sucede a menudo en la vida real. El delincuente delinque por otros caminos del amor.
ResponderEliminarUn abrazo María
Así es, Nuria, no se puede saber las intenciones que puede tener esa persona, a través de la pantalla, imposible conocer, incluso, hay hombres que se hacen pasar por niños para relacionarse con ellos, hay tanto mangante que de pensarlo se me pone la piel de gallina.
EliminarUn beso enorme.
Qué triste que el desenlace de la historia no me haya sorprendido, ¿verdad? Me ha gustado la narración, aunque conozco algún que otro ejecutivo que también hace atracos, pero sin navaja, que ellos no son de mancharse las manos ;)
ResponderEliminarQué razón tienes en lo que dices, Beauséant, hay tantos con corbata que roban a manos llenas, a través de otros, y dificil de pillarlos, tanta corrupción en España ¿verdad?
EliminarUn abrazo.
wwoooo
ResponderEliminarmientras pensaba que se iniciaba una linda historia de amor, con su moraleja y enseñanza de las apariencias, me tiras este balde de realidad...
saludos
Ojala la historia hubiera sido de amor, y ese final bonito que esperamos, pero hay tantas historias así, que acaban tan mal, y de esta manera, con maldad intencionada, CarlosMxAx.
EliminarUn abrazo.
Poderia ser real esta narrativa!
ResponderEliminarUm alerta sobre os tempos em que vivemos.
Fantástico texto!
Um beijo
Es lo que hay, Ana, estafadores que utilizan estos medios y como gancho a personas inocentes para luego tan malas intenciones.
EliminarUn beso.
uhhhhhhhhhhh riesgos que se corren en este mundo de las Redes Sociales
ResponderEliminarAsí es, Ricky, tú lo has dicho muy bien.
EliminarUn abrazo.
Las aparencias engañan a tal punto que la realidad puede ser muy diferente a lo que se muestra en las redes sociales. Tengo experiencia suficiente en eso como para afirmarlo. Ese desmoronamiento ante la realidad de uno de los personajes, siendo un estafador es un golpe fuerte y deja muy vulnerable a otro personaje, el femenino.
ResponderEliminarLa traición siempre es dolorosa, se ha lastimado una amistad que no estaba basada en la realidad.
Interesnate debate surje de un texto tan interesante como este.
Saludos, amiga María.
Totalmente cierto lo que dices, amigo Eukel, que las apariencias engañan, no solo por aquí, sino en el mundo de fuera, personas con piel de cordero son lobos, no te puedes fiar de nadie. Pero lo peor es cuando se trata virtual, porque dificil es mostrar la realidad, este mundo es muy engañoso, y es fácil caer en las redes de gente desaprensiva y desvergonzados, que no les importa dañar los sentimientos del prójimo, solo van a hacer el mal. Una pena. Y una realidad. No solo en este relato. Hay muchas realidades parecidas.
EliminarUn abrazo.
si ella le hubiese hecho caso a su primera impresión... pero, ¡cómo sospechar!
ResponderEliminarun beso.
Dicen, que la primera impresión es la que cuenta, y en este caso así fue, pero ella por educación, le siguió la corriente. Una auténtica locura. Debió huir a la primera.
EliminarUn beso, DRACO.
Pobre chica; como si no tuviera bastante delincuencia en su proprio país como para venirse a España y que la estafen...
ResponderEliminarUn abrazo María.
Jajaja me encantó lo que dijiste, Eric, porque estás en lo cierto, allí en su país hay mucha delincuencia, son capaces de rajarte por robarte el móvil o unas gafas de sol.
EliminarUn abrazo.
Vaya giro más soprendente de la història !.
ResponderEliminarAunque mal nos pese, hay que ser precavido en la vida i saber , o intentarlo, con quién se anda ; )
Saludos !!.
Así deberíamos ser, artur, como bien dices, más precavidos y saber con quién andamos, porque bien es cierto, que a veces nos cegamos.
EliminarUn abrazo.
Bueno bueno. Eso está a la orden del día. Desgraciadamente es lo que tienen las citas a ciegas o a medio a ciegas, si me permites la expresión y hay que tener mucho cuidado con quien se queda. Un relato muy bueno y muy bien llevado, María. Es una gozada leerte.
ResponderEliminarUn beso :)