domingo, 27 de julio de 2025

"Las sandalias"

 




Cada noche, Elena, se dirigía al mismo lugar y a la misma hora, cuando todos los establecimientos comerciales permanecían cerrados, antes de que pasaran los operarios de limpieza. 

Al llegar a dónde estaban los contenedores, detrás del Hipermercado, rebuscó dentro y fuera de ellos, a ver qué encontraba para llevarse a casa porque no tenía nada que dar de comer a su hija, a la que estaba sacando adelante ella sola, sin ayuda de nadie. 

Sus padres la echaron de casa cuando se enteraron que estaba embarazada de un desliz de juventud. El padre de la niña le pidió que abortara porque no se quería hacer cargo de ella, pero Elena se negó rotundamente. Por lo que, no la quedó más remedio que criar a la niña ella sola, porque ni siquiera obtuvo ayuda de los servicios sociales, que solo sabían poner trabas.

Aquella noche, en los alrededores de los contenedores, se encontró con enseres rotos, ropa, y una caja nueva de zapatos. Le llamó la atención la caja. Por lo que, la abrió, y, vió que, dentro de ella, había unas sandalias rosas. 

¡Están nuevas! ¡y son del mismo número de mi hija, el 34! fue lo primero que pensó Elena. ¡Qué contenta se pondrá Nerea! 

Recogió del suelo varias prendas desgastadas que estaban en el suelo, y junto con la caja de las sandalias lo metió todo en una bolsa de basura que llevaba, y se dirigió al otro contenedor que estaba al lado, para recoger alimentos caducados, cajas de leche, botes de conservas, verduras, fruta pasada, que el supermercado había desechado. Con todo ello, Elena, se dirigió a casa. 

Al día siguiente, cuando despertó a Nerea para ir al colegio, Elena le enseñó las sandalias rosas y la niña no hacía más que saltar de alegría porque ese día podía llevar al cole unas sandalias rosas nuevas que parecían de princesa, con las que tantas veces había soñado.

Elena, feliz de ver a su hija tan contenta, no dejaba de pensar: qué desigualdad hay en el mundo, que lo que a unos no les sirve para nada, a otros les puede hacer muy felices.



Más relatos jueveros en el blog de Mercedes


María



1 comentario:

  1. Hola María, conozco un caso concreto, exactamente igual, en el que la mujer, que crió a su hijo en unas condiciones tal y como las que describes, sacó adelante al hijo de maravilla y después cuidó a los padres que la habían echado de casa.
    Por eso, cuando dicen que "todos somos iguales", siempre digo que en derechos, vale, pero en comportamiento, ni de broma.
    Ahora mismo te añado con la foto que has puesto.
    Un abrazo.

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