Anacleto era un hombre de cuarenta años, soltero, cansado de la rutina diaria que llevaba en un pueblo de cien habitantes. Por lo que, un día decidió dar un rumbo a su vida marchándose a vivir a la ciudad. Una vez instalado allí, la soledad le invadía cada día, por lo que se le ocurrió la idea de acudir a una Agencia de Contactos con la pretensión de entablar relación con alguna mujer.
Empezó a buscar Agencias en la sección de anuncios de un periódico, y se fijó en una que le llamó la atención, llamada, "La Media Naranja", por lo que una vez allí le recomendaron a una mujer modelo de mediana edad.
Anacleto se acercó a ella para saludarla:
- Hola, me llamo Anacleto, vengo a conocerte por recomendación de la Agencia de Contactos "La Media Naranja".
- ¡Ah, sí! Hola, te estaba esperando. Yo soy Duality, encantada de conocerte.
- Un placer... -contestó él.
La respuesta de ella fue explosiva dándole un beso de tornillo en los labios de Anacleto introduciendo su lengua enroscándola a la suya, dejándole sin respiración, provocándole rubor y excitación.
Acto seguido le invitó a tomar algo en su casa.
- ¿Qué te parece si vamos a tomar algo a mi apartamento? -le dijo Duality.
A Anacleto, le pareció buena idea, aunque estaba algo nervioso por aquel encuentro tan efusivo.
- De acuerdo... - respondió él.
Lo que no se esperaba es lo que sucedería nada más llegar al apartamento.
Duality empezó a quitarse la ropa posando descaradamente su exuberante cuerpo ante los ojos de Anacleto quién no daba crédito de lo que estaba viendo. Una sesión de modelo en primera fila, posando con ese cuerpazo en exclusiva para él. No se lo podía creer. Le parecía que estaba soñando. Nunca le había sucedido nada igual.
Completamente desnuda se acercó a él y empezó a tentarle magreándole por todos los sitios, mientras le iba desabrochando los botones de la camisa, y bajando la cremallera del pantalón.
- Uhmmm pero qué polla más grande tienes, está más dura que una piedra, me apetece chuparla, lamerla, devorarla... follarla con mi puta boca... -le dijo Duality con expresión de loba hambrienta, a la vez que iba metiendo su lengua entre la bragueta.
Él cada vez estaba más impresionado porque nunca había estado en su pueblo con una mujer tan despampanante y atrevida, como la que tenía delante de sus narices, una mujer perversamente tigresa.
- ¡Vaya! Esto sí que no me lo esperaba... -dijo él tartamudeando y con su miembro erecto sin saber qué hacer de lo cortado que estaba con aquella mujer fatal.
- Uhmmmm esto tan solo es el entrante del comienzo, después vendrá el gran menú- le dijo Duality, mientras lamía y relamía el pene de Anacleto quién se iba perdiendo en un viaje alado tan glorioso y lleno de gusto tumbado en la alfombra que parecía más bien voladora.
- ¡Espera un momento! que ahora vuelvo... -le dijo Duality, mientras él seguía alterado, excitado, volando al paraíso...
Duality se dirigió desnuda a su dormitorio, abrió el armario, y en el momento en el que iba a coger un cuchillo, una sombra oscura asomó por entre la puerta del armario chorreando sangre. Era una mano colgando. Allí dentro estaba el cuerpo sin vida de su último amante.
Duality cogió el cuchillo y cerró la puerta del armario. Mientras se acercaba a Anacleto diciéndole con una voz tentadora:
- Prepárate cariño, que ahora llega lo mejor, subirás directamente al cielo.
Anacleto respondíó:
- Mmm con tus tentadoras alas, Duality, ya nada más me falta volar cielo...
Y allí estaba esperando a Duality mientras ésta iba relamiéndose la lengua acercándose a Anacleto, desconociendo él la sorpresa final de lo que ella escondía tras de sí...
- ¡Espera un momento! que ahora vuelvo... -le dijo Duality, mientras él seguía alterado, excitado, volando al paraíso...
Duality se dirigió desnuda a su dormitorio, abrió el armario, y en el momento en el que iba a coger un cuchillo, una sombra oscura asomó por entre la puerta del armario chorreando sangre. Era una mano colgando. Allí dentro estaba el cuerpo sin vida de su último amante.
Duality cogió el cuchillo y cerró la puerta del armario. Mientras se acercaba a Anacleto diciéndole con una voz tentadora:
- Prepárate cariño, que ahora llega lo mejor, subirás directamente al cielo.
Anacleto respondíó:
- Mmm con tus tentadoras alas, Duality, ya nada más me falta volar cielo...
Y allí estaba esperando a Duality mientras ésta iba relamiéndose la lengua acercándose a Anacleto, desconociendo él la sorpresa final de lo que ella escondía tras de sí...