Imagen de mi autoría
Al igual que a MOLI, la anfitriona que ha propuesto el tema de esta convocatoria, el verano se me ha pasado volando, la verdad es que me ha sabido a poco. Yo no se si será porque a medida que vamos cumpliendo años, los días pasan más deprisa, o qué. Pero lo cierto es que me he quedado con ganas de más. Tanto es así, que he decidido prorrogarlo durante unos meses más, para hacer algunas escapaditas de varios días. No ya de playa, porque estamos en otoño, pero sí para disfrutar de algún viaje cultural. Ya traeré algunas fotos cuando vaya.
De momento, aún sigo saboreando la sal del mar en mi piel, con el recuerdo en mi mente de los días soleados, disfrutando de los paseos por la playa, dejando mis huellas en la arena, mientras las olas rebeldes las borraba. Me iba nutriendo de paz. Una relajación total. La verdad es que no encuentro otro lugar más mágico que el estar en contacto con el mar. Cara a cara. Frente a frente. Él tan inmenso y yo tan pequeña como una niña. Los dos solos.
Me ha brindado momentos maravillosos. Ha sido mi confidente. He escuchado su lenguaje, que ha sido música celestial para mis sentidos. Me ha agitado el alma. Me ha abrazado el corazón. Me ha enriquecido espiritualmente con su belleza. He navegado por el mar de su poesía.
Hoy y durante todo el año estará en mi recuerdo. Porque el mar me ha besado.
Imagen de mi autoría
Más relatos sobre veranos que saben a poco en el blog de MOLI