Mi piel está huérfana de caricias,
y se nutre de la soledad en la noche,
y se hidrata de nostalgia en el recuerdo.
Mi cuerpo siente vértigo sin tu predicado,
y sangran los poros al recordar tu tacto,
proclamando tu presencia.
Se resquebrajan los sentidos,
se ahorca la razón,
se envenena la emoción.
Y sigo divagando desorientada en el presente,
masturbando los sueños,
fornicando el pasado.
Se convulsionan las palabras,
tiemblan las manos,
fluye la sangre.
Proyecto "Paraíso de Letras"