Laura: Wuauuu ¡¡¡pero qué alegría verte!!! cómo pasa el tiempo, hace que no nos veíamos desde que teníamos quince años. Y ahora después de tantos años ya, con kilos de más, arruguitas y canas.
Inés: Y qué casualidad coincidir en un sitio como éste, nada más y nada menos que en el cementerio en el día de los Santos, vaya un lugar, ya podíamos haber coincidido en una cafetería.
Abrazos y más abrazos.
Risas y más risas.
Laura: Pero... ¡cuéntame! ¿cómo te ha ido la vida?
Inés: Te resumiré en breves palabras: Resulta que me fui a estudiar la carrera de económicas a Madrid, y cuando terminé me salió un trabajo en una asesoría. Allí conocí a Toño. Nos casamos al poco tiempo. Tuvimos dos hijos gemelos. Y a los tres años nos divorciamos. En la actualidad estoy más sola que la una. Y ¿a ti qué tal te ha tratado la vida?
Laura: Cuando se murieron mis padres, me fui a Barcelona, y allí compaginaba mis estudios de la universidad con un trabajo de unas horas como teleoperadora. En cuanto a mi vida sentimental muy inestable. Tuve varias parejas. Y con la última que estaba tan agusto falleció hace un año. Hijos no quise tener. Siempre preferí tener mascotas. Ahora tengo un pekinés. Es mi motor en este tiempo tan duro que me está tocando vivir. Me diagnosticaron hace unos meses un tumor y me están dando quimioterapia. Es muy duro el tratamiento.
Inés: Tú podrás con ello, siempre has sido muy fuerte. Y díme... ¿vas a estar mucho tiempo aquí?
Laura: Estaré cinco días ¿y tú?
Inés: Yo una semana. Pues si te parece quedamos antes de irnos en un sitio más agradable que éste para celebrar nuestro encuentro.
Laura: Perfecto. Nos intercambiamos nuestros números de móviles.
Abrazos y más abrazos.
Inés: Me ha encantado volver a verte.
Laura: Y a mí. Ya te llamo y quedamos ¿vale?.
Inés: Ok. ¡Hasta pronto!